07 febrero 2017

EL GIGANTE DE LORCA I

Pues El Gigante, es una montaña de Lorca bien interesante y lo cierto es que me sorprendió. No esperaba encontrarme una subida tan ardua y al mismo tiempo mazo (¡ay jolines!) divertida y una vez arriba, qué panorámicas, qué horizontes, qué extensiones tan vastas de la campiña, qué vistas, qué cuadros, pues sí, que esta montaña bien merece una visita o varias porque se disfruta. Pero atención, que no la veo fácil ni apta para senderistas de escaso brío y condición. Hay que estar un pelín curtido en estas lides, en las de patear el monte me refiero y saber bajar sin excesivos remilgos ni canguelo por terreno pedregoso y deslizante. Pero para el que guste patinar por entre los cantos rodados, oye, una pasada, una bajada muy disfrutona. La hice en solitario con mi Viky y aquella mañana de sábado soplaba por la zona un ventarrón tan gélido que cortaba el cutis. Amena la subida, mientras protegidos nos hallábamos al socaire de la cara norte, que aunque fría y en umbría, se agradecía esa soledad y silencio helados mientras tratábamos de concentrarnos en la ascensión y en el gps porque otra cosa que debo decir es que me parece a mí que otro gran atractivo o encanto que atesora esta montaña es que no está muy pateada y por tanto, las rodadas, esto es, las sendas y trochas bien definidas y claras brillan por su ausencia, quiero decir, que un aparatico de esos que te marca el recorrido a seguir, aquí, en este terreno, y máxime si no lo conoces bien, viene de perlas, aunque eso sí, el senderista inteligente que acude a esta ruta acompañado de otras personas, procurará guiar o ser guiado, sin tocar excesivamente los güevos u ovarios del que ejerce la función de cicerone, porque salirse del track unos metros a la derecha o izquierda será algo normal que sucederá con alguna frecuencia. Sugiero huir como de la peste de aquellos montañeros a quienes los reyes les trajeron un reloj gps de múltiples funciones conectado vía directa con la NASA, de precio cercano a los mil euros e índice de error del uno por ciento que esos te harán la conducción del grupo una carga insufrible con sus constantes correcciones y observaciones, hasta el punto de que aún antes de llegar al tubo del vértice geodésico, te plantearás cuando asome el insurrecto a un cortado, exclamar aquello de ¡pan, pijo y habas!, un empujoncito y a tomar por saco su peluco y la monserga que daba, porque otra cosa que encontré atrayente en esta montaña fue su subida por la north face, que salvo el tramo inicial y el final, es casi todo trepada. Una pasada. Escaladas fáciles con buenas piedras y aristas donde agarrarse e ir apoyando los pies, poco o nada aéreas pero ya te digo, aquí en este tramo, el bastón mejor recogido y aguardando su turno en la mochila reservado para la bajada que a muchos les puede resultar hasta de uso imprescindible para cuando haya de abordarse la pedrera. En fin, que no estaba el día ni la orografía de la ruta para muchos alardes fotográficos, porque a ver quien es el guapo que maneja los botones con las manos rebozadas en tierra negra y broza de haber ido agarrándose con uñas y dientes a los matojos, piedras, raíces, al copón bendito mientras se progresaba lentamente hacia la cima. En fin, se hizo lo que se pudo y hasta por desgracia, esta ruta quedará marcada y estigmatizada para los restos por el descalabro, qué digo descalabro, la decapitación, el destroncamiento de Agapito malasaña, el que otrora fuera guardian de la montaña, y que ahora se ha quedado reducido a dos simples y vulgares cascotes de yeso. No somos nadie, que diría aquel. En fin, que la ruta me la bajé de este buen amigo que tuvo a bien subirla al wikiloc para que los demás siguiéramos su estela. El track es impecable y su descripción también, de modo que no tienes más que echarle un vistazo si algún día de estos, decides conducir tus pies por aquí, yo desde luego te la aconsejo porque desde el punto de vista senderista, que no del escalador de nivel bajo o medio, esta es posiblemente la montaña murciana más peliaguda de subir y bajar de cuantas yo hasta el momento llevo pateadas, ahí queda eso, y por si fuera poco, no parece que se encuentre dentro del circuito habitual de rutas senderistas que con más frecuencia se visita, por tanto, otro aliciente añadido, la de encontrarte una montaña agreste, escarpada, salvaje, solitaria, espinosa de lidiar, de espectaculares vistas, de momento apenas contaminada, lastimada por la garra y pezuña del hombre.     
La aproximación desde Cehegín también es muy agradable y en apenas tres cuartos de hora sin correr estás aparcando el coche en el punto de inicio. Se coge la carretera de Lorca y antes de llegar a La Paca, nos desviamos hacia la Zarcilla de Ramos y antes de entrar al pueblo, tomamos a nuestra izquierda en dirección a La Parroquia.
Aspecto del Gigante, desde la distancia. 
La ruta comienza desde las inmediaciones del cortijo de Gil y se hace al contrario del que suele ser el sentido horario.
La pista blanquísima, parecía nevada pero era el polvo quien la enjalbegaba
Desde la distancia se observan oquedades interesantes. Las acercamos con el zoom de la cámara.
Hemos de esquivar por un portillo, la cancela a una finca privada
Este es el paisaje que se comienza a ver a nuestra espalda, las que creo son Morras de los Trancos y del Cocón
Este que ahora vemos desde una posición más baja con forma cónica casi perfecta es el Cerro de la Cruz (1323). Pronto lo dejaremos a la altura del betún.
Cortijo de la Esperilla
Desviándonos un pelín del track, cosa que durante la subida sucederá con harta frecuencia, nos encontramos con esta orbicular cavidad
Viky husmeando el rastro dejado por otras criaturas que quizás utilicen esta guarida durante la noche
Taibena
Cerro de la Cruz
Cortijo de Taibena
La sierra de María vestida de blanco, al fondo. Esta ruta la hice antes de las fuertes nevadas que acaecieron días más tarde por nuestra comarca.
Bonito valle
Comienzan a sucederse las vastas panorámicas hacia todos los puntos cardinales incluido el de sierra Espuña
FINAL PRIMERA PARTE

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