Ya estamos en el Pilar de Tolox o de los Machos, el único lugar donde vamos a poder reponer el bidón de agua, en la que se conoce como Fuente de los Machos. Y la imagen religiosa que se observa en la oquedad, corresponde a la virgen de la Victoria, patrona de Málaga.
"Se encuentra en el Cerro del Pilar, a los pies del impresionante Torrecilla que, con sus 1.919 m de altura, no sólo es el pico más alto del Parque Natural, sino también el más alto de Andalucía occidental. Desde su cima se puede disfrutar de impresionantes vistas del conjunto de la Serranía de Ronda, de la práctica totalidad de la provincia de Málaga e incluso de la costa norte africana.
La naturaleza caliza del entorno, bajo la acción del agua, propicia la
formación de oquedades. Las numerosas cavidades y el carácter poroso de
estas rocas favorecen la infiltración y acumulación de agua subterránea, que
en los puntos donde contacta con materiales impermeables da lugar a
manantiales como el que tiene junto a usted, el pilar de Tolox.
Se trata de uno de los escasos puntos de agua que existen en la parte alta
de esta sierra. El rumor del correr de su agua cristalina refresca el oído y
es una banda sonora ideal que acompaña la contemplación del bello paisaje de
la zona. Construido con grandes sillares de piedra, el agua que lo alimenta
proviene de este mismo cerro. Su función original, aún hoy vigente, es la de
servir como abrevadero al ganado doméstico, muy abundante hasta hace pocos
años; pero hay otra fauna, en este caso silvestre, que hace un gran uso de
este punto de agua. Las cabras monteses y numerosas especies de aves acuden
aquí para beber, sobre todo en los calurosos días del estío. Además, las
larvas de salamandra pasan la primera parte de su vida en sus frescas
aguas".
Iniciamos la subida al pico Torrecilla, intentando seguir los hitos que están dispuestos y progresan en zig zag.
Muy pronto vamos adquiriendo altura mientras la compacta intento que descanse lo menos posible, porque de eso se trata, de llevarnos el paisaje a casa.
El Pilar de los Machos
Cerros de la Plazoleta
Desde el Pilar, el cerro Torrecilla se presenta a priori como un picacho duro de pelar, pero haciendo la subida sin apreturas, con calma, disfrutando del paisaje que nos va quedando a la espalda, se sube en un pispás. Las últimas rampas son las más exigentes pero cuando coronas y observas el paisaje que te rodea, pronto olvidas que en algún momento perdiste el resuello y comprendes que el esfuerzo, bien ha merecido la pena. Aunque como ya preveía, no existe buena diafanidad sobre el horizonte, aún así, vislumbramos las montañas de Grazalema, la costa de África, el Valle del Genal, Cerro de la Alcazaba, Sierra Bermeja, la Hoya de Málaga, la capital, el Mare nostrum, Sierra Nevada, Sierra Tejeda, la depresión de Antequera, Sierra Real, Sierra de las Apretaderas, Sierra Palmitera y hasta Marbella, según me estuvo indicando mi compadre, todo un espectáculo para disfrutarlo con prismáticos a tutiplén. Pero ya digo, el horizonte no se mostraba muy amigable en cuanto a nitidez se refiere y en esta ocasión, dejé que los binoculares permanecieran en la mochila.
Aquella población es Yunquera
En este lugar tuve un momento de recuerdo para Viky; me acordaba mucho de ella, la echaba de menos. Aquí también nos encontramos con una pareja de polacos que se hallaban contemplando el paisaje, tomándose unos botes de cerveza. Habían ascendido antes que nosotros. No nos parecieron muy comunicativos, seguramente por la barrera del idioma, y al poco de hacer nosotros acto de presencia, cogieron sus bártulos y con un escueto ¡bye!, se marcharon.
En la cima nos encontraremos con dos grandes hitos de piedras, una bonita placa con el topónimo del lugar y su altura respecto del mar y un buzón, que descubrí in extremis cuando ya nos marchábamos al echar una última ojeada y distinguir un pestillo, que al volver sobre mis pasos, lo corrí y ¡voila!, descubrí el escondrijo donde se guardaba el libro de visitas del pico Torrecilla, todo un hallazgo que me hizo pegarle un grito a Luque, que ya había iniciado el descenso y hacerlo regresar para mostrarle mi descubrimiento. También identifiqué los restos de hormigón de la peana donde antes tuvo que existir un tubo cilíndrico de hormigón, el típico del Vértice Geodésico. Pero lo más importante, ya digo, desde aquí disfrutaremos de unas vistas espectaculares ofrecidas hacia todos los puntos cardinales.
Mi coleguita, posando junto al "segundo" enclave más elevado de la provincia de Málaga.
La Alcazaba (1696m).
Debí tocar el objetivo de la cámara con alguna zarpa, y lo manché de sudor, cuando vine a darme cuenta, ya nos habíamos tomado estas fotos y no caí en la cuenta de que tal vez, deberíamos haberlas repetido, pero en fin, mejor este borroso resultado que ninguno.
Ya me marchaba cuando reparé en el pestillo.
Los polacos que nos precedieron y mi dedicatoria. Después descubrimos que el Torrecilla ya no era el punto más elevado de la provincia de Málaga. También escribo a vuelapluma que, ¡cuánto le hubiera gustado a mi perrita estar allí conmigo!¡ Lo estaba..., sin estar, la sentía dentro de mí!
En fin, ahora toca volver sobre nuestros pasos y llevar cuidado con los deslizamientos que pueden resultar fatales. El bastón viene muy bien sobre un terreno a veces muy escurridizo.
Despacico y buena letra, pronto estamos de vuelta en el Pilar de Tolox, donde pensábamos almorzar, pero mi amigo me la zampa, me dice que con el tentempié previo a la subida, que de momento no tiene hambre, que esperemos para comernos el bocata más adelante, y claro, al final nos lo zampamos al regresar al coche. ¡Pasé más hambre que el perro de un ciego...!
El Pico Torrecilla ya es historia pero quedan las fotos para recordarlo.
Regresamos por la misma senda que nos trajo hasta aquí, bajo un sol abrasador que porfíaba en taladrarnos el sombrero. Los mismos restos de antes, vistos desde otra perspectiva.
Imponemos un buen ritmo de regreso, una velocidad de crucero que nos permita regresar, no demasiado tarde a Málaga.
Los mismos puntos de referencia que tuvimos en cuenta a la ida, ahora los vamos dejando a la espalda.
El Cerro de los Enamorados.
Bosques de pinsapos. Y qué interesante nos ha parecido su historia.
A pocos kilómetros del final de ruta, ya serían las cinco de la tarde pasadas, nos topamos con este hombre que pretendía hacer un vivac en el Pilar de Tolox. Daniel nos dijo que era californiano, casado con una española, y que se había recorrido ya medio mundo y casi toda España, supongo que por motivos de su trabajo. Nos pareció un tipo muy interesante y un tanto singular. Hablaba el español mejor que nosotros, aunque en ese inconfundible acento de los americanos que a mí tan chocante me resulta. Con mi compañero estuvo departiendo un buen rato, consultándole varios aspectos sobre la ruta, y hasta intercambiaron algunas palabras en inglés, ya que mi compañero lo domina. En fin, iba a pasar la noche en soledad por esas alturas, para luego coronar al amanecer, el pico Torrecilla, sin conocer en absoluto la zona, y me siento yo a veces un bicho algo raro porque casi siempre camino solo. Como dicen en mi pueblo, a todo hay quien gane. Desde aquí le enviamos un afectuoso saludo, y deseamos que le fuera bien su aventura.
Y colorín colorado, esta nueva aventura se ha terminado. No aproveché el mirador de Juan Ceballos para tomar unas fotos del panorama que se divisaba desde aquí porque apenas había claridad en el horizonte. Esta la tomé entre algún que otro ñam ñam, para dejar constancia de que lugareños y visitantes, tienen por aquí un bonito balcón con imponentes vistas hacia Málaga y sus inmediaciones. Me queda una última parte, porque al día siguiente, y antes de regresar a Murcia, me hizo mi amigo una rápida tournée turística por la ciudad de Málaga, porque sería imperdonable, haber estado por estos contornos, y no acercarme a conocer, entre otros lugares, su espectacular catedral de la Encarnación, templo considerado una de las joyas renacentistas más valiosas de Andalucía.
FINAL TERCERA PARTE
Extraordinarias fotos
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