Hace mucho que no echábamos discos en la mochila y en la Piedra de la Rendija aproveché para resarcirme, así que, aviso que el empacho musical que ahora se inicia puede ser de aúpa, por tanto, amigo visitante, si no te interesa esta parte, te aconsejamos que cliqués la barra de desplazamiento bastante hacia abajo para eludir esta zona del recorrido, porque te parecerá tediosa si no te interesa la música o lo tuyo, pongamos por caso, es el reggaetón. Dicho esto, iniciamos nuestro particular tinglado musical con esta suerte de miscelánea, abriendo el fuego melódico con Natalie Cole, una de mis divas preferidas, en cuya biografía tengo pensado extenderme largo y tendido.
¡Advertido quedas forastero!
¡Advertido quedas forastero!
Natalie María Cole (1950-2015) fue una luchadora y sufrida superviviente cuya vida y obra merece algo más que un socorrido enlace a Wikipedia para salir del paso. La sigo desde hace mucho tiempo, de ahí que conozca algún que otro detalle sobre su vida y milagros. Como todo el mundo sabe, fue la hija del legendario Nat King Cole, y la única de cinco hermanos que se dedicó al mundo del espectáculo. Se podría decir que Natalie Cole recibió de su padre un don envenenado. Nat King Cole triunfó pero debió enfrentarse al racismo todavía imperante en los Estados Unidos. A pesar de la pulcra imagen familiar, en el hogar de los Cole se vivieron escenas muy turbulentas.
Las continuas infidelidades del cantante estuvieron a punto más de una vez, de dar al traste con su matrimonio, aunque este se recompuso cuando a Nathaniel Adams Coles le fue detectado un cáncer de pulmón, que a la postre acabaría con su vida en 1965, a la edad de 45 años. Natalie por entonces solo tenía 15 y por esta razón, Nat nunca pudo ver a su hija tomarle el relevo en los escenarios, aunque en el fragor de las batallas conyugales, tan frecuentes antes de la enfermedad, ya había podido comprobar que su Natalie apuntaba maneras y tomaba partido por él, muy resuelta y decidida ella a seguir su mismo camino. Pero la joven recibiría la fuerte oposición de su madre, que también había sido artista y conocía el paño de sobra. De ahí la razón de que intentara evitar que su hija sucumbiera a ese mundo de glamour mezclado con todo tipo de drogas y alcohol. Tan nefasta había sido su experiencia que sentía una profunda aversión hacia todo aquello que tuviera que ver con el parrandeo nocturno.
Las continuas infidelidades del cantante estuvieron a punto más de una vez, de dar al traste con su matrimonio, aunque este se recompuso cuando a Nathaniel Adams Coles le fue detectado un cáncer de pulmón, que a la postre acabaría con su vida en 1965, a la edad de 45 años. Natalie por entonces solo tenía 15 y por esta razón, Nat nunca pudo ver a su hija tomarle el relevo en los escenarios, aunque en el fragor de las batallas conyugales, tan frecuentes antes de la enfermedad, ya había podido comprobar que su Natalie apuntaba maneras y tomaba partido por él, muy resuelta y decidida ella a seguir su mismo camino. Pero la joven recibiría la fuerte oposición de su madre, que también había sido artista y conocía el paño de sobra. De ahí la razón de que intentara evitar que su hija sucumbiera a ese mundo de glamour mezclado con todo tipo de drogas y alcohol. Tan nefasta había sido su experiencia que sentía una profunda aversión hacia todo aquello que tuviera que ver con el parrandeo nocturno.
Natalie Cole, tras sus años universitarios, donde incluso flirteó con el radicalismo político, empezó a cantar profesionalmente. Su apellido facilitaba las cosas pero a la larga resultó una rémora pues las discográficas esperaban un repertorio almibarado de canciones melódicas, similares a las que habían hecho famoso a Nat King Cole, pero ella, criatura de su tiempo, de los años sesenta, más atraída por el pop, el soul y el rock, se negó de plano a interpretar canciones que pudieran identificarla con su padre, apostando por un estilo propio que la alejara de su absorbente influjo. Aunque nunca lo conseguiría del todo ni se obstinaría demasiado en ello ya que su carrera siempre estaría ligada, de un modo u otro, al reputado legado de su padre, pero siempre desde su carácter y exclusiva personalidad. Prueba de ello son las más de tres décadas de éxitos que acreditó sobre los escenarios, 30 millones de discos vendidos y la obtención de infinidad de premios, incluidos los nueve Grammys que fue capaz de cosechar a lo largo de toda su fecunda e intensa trayectoria profesional, galardones que le reportaron sobrado reconocimiento y prestigio al margen del obtenido por su padre.
Sin embargo su temprana adicción a las drogas y alcohol, el deterioro de su salud a consecuencia de ello, más otras desgracias que devinieron por sí solas, fueron el reverso, la otra cara de la moneda que tiñeron su vida de amargura y no poco sufrimiento.
Natalie siempre estuvo rodeada de eximios artistas como Frank Sinatra o Ella Fitzgerald, que más que amigos de Nat King Cole eran considerados “familia”. Así que, entre los genes heredados y el ambiente musical que habitualmente se respiraba en casa, lo de cantar y actuar sobre un escenario, eran la consecuencia más lógica que a la postre habrían de encaminarle los pasos. Existe una grabación en que canta con su padre a los once años, en un disco de navidad, pero Natalie vuelve a cantar, esta vez en solitario, allá por el año 1972, al poco de graduarse en la Universidad. Este momento marcaría el inicio de su carrera.
Natalie siempre estuvo rodeada de eximios artistas como Frank Sinatra o Ella Fitzgerald, que más que amigos de Nat King Cole eran considerados “familia”. Así que, entre los genes heredados y el ambiente musical que habitualmente se respiraba en casa, lo de cantar y actuar sobre un escenario, eran la consecuencia más lógica que a la postre habrían de encaminarle los pasos. Existe una grabación en que canta con su padre a los once años, en un disco de navidad, pero Natalie vuelve a cantar, esta vez en solitario, allá por el año 1972, al poco de graduarse en la Universidad. Este momento marcaría el inicio de su carrera.
Pero por desgracia también su ingreso en lo que aquí llamaríamos el mundo de la farándula. Cuenta ella en su autobiografía del año 2000, "Angel on my shoulder", (escrita en inglés, sin traducción al español) que fue por aquella época cuando se inició en el consumo de drogas. Si recordamos, las otrora admoniciones de mamá Cole no habrían de ser infundadas pues su pimpollo acababa al fin y a la postre, tal y como ella temiera, echada en brazos del vicio y el desenfreno trasnochador. En esa autobiografía, Natalie se desnuda y relata sus problemas con el consumo desmedido e indistinto de heroína, cocaína, LSD, crack y alcohol. Se ponía tan ciega que durante días perdía la noción de sí misma, convertida en una auténtica piltrafa, una zombie y por ello, cada equis tiempo se veía obligada a seguir curas intensivas de desintoxicación para estar en disposición de atender sus acuciantes compromisos profesionales. Permanecía durante una temporada sin consumir pero a la mínima tentación volvía a reincidir y vuelta a las andadas. Así anduvo durante gran parte de la década de los ochenta y de manera intermitente en los noventa en que, por insólito que pueda parecer, fue incluso capaz de relanzar su carrera.
A la entrada del nuevo milenio, su aciaga época de compulsiva consumidora de drogas quedaba ya olvidada. Hacía tiempo que había pasado página e intentaba llevar una vida normal centrada en sus proyectos musicales y rol de personaje público. Pero los excesos cometidos, tarde o temprano nos pasan factura y en 2008 se le diagnostica una hepatitis C que la obliga a someterse tres veces por semana a sesiones de diálisis. Fatídica noticia que la misma cantante confesó, la dejarían devastada. Al año siguiente y contra todo pronóstico, logra una donante salvadoreña que posibilita un trasplante de riñón. La operación es todo un éxito y parece que restablece su salud pero se trata de una quimera ya que a partir de este momento, sus altibajos y problemas de corazón derivados de la operación son constantes y su fortaleza física se resiente. Sus últimos años estuvieron lastrados y condicionados por estos contratiempos que ya nunca podría soslayar. Su vida era ya una canción que se estaba acabando. Por ello es que, andando el tiempo, un día 31 de diciembre de 2015, a causa de una insuficiencia cardíaca congestiva, derivada de aquella intervención de trasplante que se le practicara en 2009, fallecía en un hospital de Los Ángeles, a la edad de 65 años.
Ella había sido muy crítica con Amy Winehouse, y en las diversas entrevistas televisivas que le hacían la ponía a caer de un burro, censurándole que agarrara cogorzas tan indecentes, que se evidenciaban incluso en sus conciertos, donde más que sujetar el micro, se sostenía en él. Se lamentaba amargamente de que desperdiciara de forma tan insensata su talento. Le auguraba que aquel descontrol y caos en su vida la destrozarían. Preveía en su trayectoria la tragedia de una promesa rota, de talento desaprovechado y habilidad malgastada. Por desgracia fue mucho peor pues no habría de pasar mucho tiempo para que el presagio se hiciera realidad en la más trágica de las formas ya que Amy fallecería al poco, de una intoxicación etílica, cuando solo contaba 27 años. Habíase ella puesto como ejemplo de, en lo que no se debía incurrir, acordándose de su amiga Whitney y de su madre, la que con angustia e impotencia, tantas veces le advirtiera de los peligros que acechaban tras el éxito, las interminables fiestas hasta altas horas de la madrugada y el show business.
En un plano más íntimo, a Natalie Cole le acuciaron importantes conflictos de índole religiosa y grescas sin tregua que soportó con los tres maridos que llegó a coleccionar, de los cuales acabaría con todos ellos divorciándose. Con el primero, un baterista (es todo un clásico la de artistas femeninas que han sucumbido ante el irresistible hechizo de unos fornidos brazos dándole a la percusión), Marvin Yancy, tuvo su único hijo, Robert Adam Yancy, y se da la trágica circunstancia que fallecería repentinamente en 1985, de un ataque al corazón, a la edad de 34 años, cuando su hijo tenía siete. Según propias palabras de Natalie, fue el único hombre al que realmente amó. Para más inri y colmo de desdicha, el hijo de la cantante fallecería un año después que su madre, y de lo mismo que el padre, de un fulminante infarto. Cuando la desgracia se ceba en una familia, es que no hay tu tía.
Ella había sido muy crítica con Amy Winehouse, y en las diversas entrevistas televisivas que le hacían la ponía a caer de un burro, censurándole que agarrara cogorzas tan indecentes, que se evidenciaban incluso en sus conciertos, donde más que sujetar el micro, se sostenía en él. Se lamentaba amargamente de que desperdiciara de forma tan insensata su talento. Le auguraba que aquel descontrol y caos en su vida la destrozarían. Preveía en su trayectoria la tragedia de una promesa rota, de talento desaprovechado y habilidad malgastada. Por desgracia fue mucho peor pues no habría de pasar mucho tiempo para que el presagio se hiciera realidad en la más trágica de las formas ya que Amy fallecería al poco, de una intoxicación etílica, cuando solo contaba 27 años. Habíase ella puesto como ejemplo de, en lo que no se debía incurrir, acordándose de su amiga Whitney y de su madre, la que con angustia e impotencia, tantas veces le advirtiera de los peligros que acechaban tras el éxito, las interminables fiestas hasta altas horas de la madrugada y el show business.
En un plano más íntimo, a Natalie Cole le acuciaron importantes conflictos de índole religiosa y grescas sin tregua que soportó con los tres maridos que llegó a coleccionar, de los cuales acabaría con todos ellos divorciándose. Con el primero, un baterista (es todo un clásico la de artistas femeninas que han sucumbido ante el irresistible hechizo de unos fornidos brazos dándole a la percusión), Marvin Yancy, tuvo su único hijo, Robert Adam Yancy, y se da la trágica circunstancia que fallecería repentinamente en 1985, de un ataque al corazón, a la edad de 34 años, cuando su hijo tenía siete. Según propias palabras de Natalie, fue el único hombre al que realmente amó. Para más inri y colmo de desdicha, el hijo de la cantante fallecería un año después que su madre, y de lo mismo que el padre, de un fulminante infarto. Cuando la desgracia se ceba en una familia, es que no hay tu tía.
Entrando ya en el terreno más amable de su carrera musical, a su cálida voz se unía una elegante belleza natural y puesta en escena capaz de interpretar con acierto temas indistintamente de Soul, Jazz o Pop. Fue lanzada por Capitol Records, la compañía de su padre, en 1975 y tuvo éxitos inmediatos, con temas como "Inseparable", "Sophisticated lady" o "I’ve got love on my mind".
Los productores siguieron el modelo, el valor seguro ya contrastado de Aretha Franklin, lo que provocó el enfado de la reina del soul al intuir en Natalie una posible rival y futura amenaza. Pero se trataba el suyo de un temor infundado ya que la afición temprana de Natalie hacia las drogas duras, era un secreto a voces dentro del mundillo que le vaticinaba poca credibilidad en sus posibilidades de éxito, incapaz siquiera de rozar la estela de su padre. Se puede decir que no daban un dólar por ella. Pero el tiempo demostró que se equivocaban. En todo caso, Natalie era más polivalente en cuanto a estilo musical se refiere y por tanto, más ecléctica, más moldeable, menos encasillada que Aretha. Esta, al menos de momento, podía dormir tranquila pues la hija de Nat King Cole no le arrebataría su cetro.
El siguiente trabajo de Natalie fue bastante decepcionante y no cosechó el éxito esperado, pero en 1977 publicó "Unpredictable", que se convirtió en su primer millón de ventas en los Estados Unidos, gracias a temas como "I’ve got love on my mind". Su siguiente trabajo "Thankful", también de 1977, vendió más de 1 millón de copias, con otro éxito “Our love”. Fue la primera artista en conseguir dos discos de más de 1 millón de copias el mismo año en los Estados Unidos.
En 1978 publicó un disco en directo, "Natalie Live!" y en 1979 recibió su estrella en el paseo de la fama de Hollywood. Su siguiente disco fue "I love you so" y uno de duetos muy bueno junto a Peabo Bryson, "We’re the best of friends", que llegaron a vender más de medio millón cada uno.
Sin embargo desde la publicación de "Dont look back" en 1980, su carrera inicia un declive, y aunque sigue colocando discos en las listas, la luz de su otrora centelleante estrella languidece por momentos. Sus problemas con las drogas se hacen más patentes y su popularidad cae en picado. La publicación en 1983 de "I’m ready" en Epic Records la hace tocar fondo y revela que tiene que rehabilitarse para salir del pozo y por ello ingresará en un centro de desintoxicación durante 6 meses. Coincide que en el 85, de manera inopinada, fallece el padre de su hijo y por aquellas fechas el crío está a punto de ahogarse en una piscina. Natalie está al borde del precipicio y durante esos años vive sumida en una depresión de caballo, tan ausente de sí que era como un vestido con nadie dentro, caldo de cultivo perfecto para el consumo excesivo de fármacos y estupefacientes. Pero como el ave Fénix, resurge por enésima vez de sus cenizas porque ya decíamos al principio que su vida se caracterizaría por una lucha y superación constantes. Natalie desde siempre fue consciente que su peor enemigo era ella misma.
La fotografía de abajo es una de mis preferidas.
Todo cambiará en 1987, cuando publica su disco "Everlasting", que contiene el single "Pink cadillac", una versión de un tema de Bruce Springsteen. La canción la vuelve a llevar al top 10 de las listas americanas y vuelve a vender 1 millón de copias del disco. "Good to be black" incluso fue un éxito mayor con el tema "Miss you like crazy", de nuevo en el top 10. Tras una breve aparición en la película "Pretty woman", con el tema "Wild women do", publica su mayor éxito.
Ya en los noventa, Natalie se rinde a la influencia ambiental y decide explotar el legado familiar. Parece que comienza a ganarle la batalla a la tiranía psicotrópica y acepta asimismo que la sombra de su padre es demasiado alargada pues habíase percatado ella misma de los esfuerzos baldíos y agobios de su tío, el gran cantante y pianista Freddy Cole, por librarse del influjo eclipsante de su hermano, cuya desesperación le llevó incluso a titular uno de sus álbumes: “No soy mi hermano, soy yo...”
Aunque Natalie reincidiría años más tarde empleando esa fórmula de laboratorio, se puede afirmar que la aprovechó muy bien para relanzar y apuntalar su carrera. Al margen de los inevitables discos navideños y grabaciones con orquestas sinfónicas, se permitió dar salida a su pasión por el jazz. En 2000, como ya hemos dicho, publicó una autobiografía, "Angel on my shoulder", donde detalla la odisea y calvario vivido bajo el yugo de las drogas y conflictos a nivel espiritual con los que tuvo que lidiar para clarificar sus creencias religiosas. La confesión del drama personal vivido coadyuvó a su aceptación por el mundo de la televisión, donde protagonizó abundantes especiales y apareció como actriz en diversas series. Convenientemente embellecida, su vida se transformó en un telefilme, titulado “Livin for love”.
En 1993 publica "Take a look", otro disco de estándars que es un relativo éxito y en 1994 publica un disco navideño, "Holy & Ivy", que vende bien. Sus siguientes trabajos la mantendrían en el candelero pero sin el éxito de otros años. En 2008 publicó un extraordinario “Still unforgettable”, que a mí me parece soberbio, con clásicos de su padre y Frank Sinatra, por el que ganó su último Grammy. En ese agridulce año le diagnostican que había contraído la hepatitis C y que sus riñones estaban en las últimas. Su último disco lo publicó en 2013, "Natalie cole en español". Quedó tan agradecida a su donante de El Salvador, que decidió hacerle un homenaje. La reseña que sigue a este respecto la he rescatado de una entrevista que le hacen en esta web: Cuando nos enteramos que Natalie Cole iba a grabar un álbum en español con los boleros mas famosos, enseguida fuimos a buscarla y descubrimos una noticia detrás de la música. La razón de cantar en un idioma que ni siquiera habla es porque hoy vive gracias al riñón trasplantado de una desconocida salvadoreña. El padre de Natalie, Nat King Cole, ya había hecho historia cuando en Cuba se convirtió en el primer cantante estadounidense que grabó un disco completamente en español. Pero esta vez, el CD fue el resultado de una historia de vida y de agradecimiento. Una vida tan inolvidable como el tema Unforgettable, que Natalie Cole cantó a dúo con su papá.
En 1993 publica "Take a look", otro disco de estándars que es un relativo éxito y en 1994 publica un disco navideño, "Holy & Ivy", que vende bien. Sus siguientes trabajos la mantendrían en el candelero pero sin el éxito de otros años. En 2008 publicó un extraordinario “Still unforgettable”, que a mí me parece soberbio, con clásicos de su padre y Frank Sinatra, por el que ganó su último Grammy. En ese agridulce año le diagnostican que había contraído la hepatitis C y que sus riñones estaban en las últimas. Su último disco lo publicó en 2013, "Natalie cole en español". Quedó tan agradecida a su donante de El Salvador, que decidió hacerle un homenaje. La reseña que sigue a este respecto la he rescatado de una entrevista que le hacen en esta web: Cuando nos enteramos que Natalie Cole iba a grabar un álbum en español con los boleros mas famosos, enseguida fuimos a buscarla y descubrimos una noticia detrás de la música. La razón de cantar en un idioma que ni siquiera habla es porque hoy vive gracias al riñón trasplantado de una desconocida salvadoreña. El padre de Natalie, Nat King Cole, ya había hecho historia cuando en Cuba se convirtió en el primer cantante estadounidense que grabó un disco completamente en español. Pero esta vez, el CD fue el resultado de una historia de vida y de agradecimiento. Una vida tan inolvidable como el tema Unforgettable, que Natalie Cole cantó a dúo con su papá.
Natalie Cole con su hijo
Con el padre de su hijo y este ya de adulto, poco antes de morir.
En la siguiente imagen, con Whitney Houston. Bellísimas y monumentales artistas. Eran amigas y tuvieron vidas casi paralelas y dramas familiares idénticos, víctimas del mismo tirano aunque encuentro una sutil diferencia entre ambas, ya que Natalie logró ganarle la batalla a su invencible adicción mientras que Whitney no; "la voz" feneció en el intento, siendo demasiado joven, a los 48 años. Se perdió en el laberinto de sí misma y allí estuvo dando vueltas sin encontrar nunca la salida. Yo creía que había sido su marido, Bobby Brown, el que la había arrastrado a ese submundo drogodependiente, pero después de ver el estupendo documental, titulado "Whitney" de Kevin Macdonald, basado en su vida y muerte, tuve que cambiar de opinión, pues en él se revela que ya consumía marihuana y cocaína, proporcionada por dos de sus hermanos, desde mucho antes de conocer y casarse con el cantante.
A los tres años de la muerte de Houston, su hija de 22 años, Bobbi Kristina Brown, corrió la misma trágica mala suerte que la madre: fue hallada inconsciente en una bañera y permaneció en coma hasta su fallecimiento seis meses después. La analítica había determinado que la chica había ingerido un cóctel letal de alcohol, morfina, cocaína y marihuana administrado por su marido, Nick Gordon, y aunque este quedó libre de cargos penales, sí fue declarado responsable civil y condenado a pagar 33 millones de euros en daños a los administradores de la herencia de la joven.¡Qué manera de arruinarse la vida...!
Habría que preguntarse el porqué de esa irresistible atracción que las drogas ejercen sobre demasiados artistas, hasta el punto de llevarlos a la autodestrucción. Algunos inconscientes pretenden convencernos de que la mejor música, la más creativa y sublime surge al socaire del consumo de mierda estupefaciente, pero yo más bien creo que esa procede del innato talento del individuo que se desarrolla y madura con perseverancia y trabajo. Lo demás son fábulas para bobos, ejercicios de auto complacencia y ganas de así mismo engañarse. Las drogas se consumen por la mera búsqueda de un placer que siempre resulta efímero. No creo que la inspiración se estimule o desate con sustancias psicotrópicas. La realidad es que los artistas de todo pelaje y condición, famosos unos, la mayoría del montón, consumen droga porque son yonquis y necesitan estimular sus emociones por puro hedonismo o para enmascarar sus fobias y complejos, para ocultar el vacío existencial, pérdida del sentido de vida en que se hallan sumidos. Los que producen gran arte no son semidioses sino seres humanos falibles, a menudo neuróticos y con problemas de personalidad. Si lograran superarlos sin recurrir a las drogas, ¡cuanto daño y dolor se evitarían así mismos y cuanto más deleite y admiración despertarían entre quienes los siguen y reconocen su talento! ¡Cuanto tiempo más podrían extender su "don" ergo la cantidad y calidad de su obra! Mientras expreso esta opinión, que como tal, es perfectamente discutible, me planteo más adelante hacer un monográfico sobre Whitney Houston y desarrollar un poquito más el asunto de las drogas, desde mi humilde punto de vista. De momento, aquí lo dejo.
Y llegamos al final de esta especie de homenaje que aquí, en la Piedra de la Rendija, he tenido a bien brindarle a Natalie Cole, una de mis cantantes preferidas, en definitiva, una estrella que siempre brilló con luz propia. Con el romántico y encantador vídeo, de una bellísima pareja de actores, que creo recordar, ya he enlazado en alguna otra ocasión, nos despedimos de la cantante, con las emotivas palabras que le dedicó su familia al poco de fallecer: "Natalie libró una feroz y valiente batalla y murió como vivió, con dignidad, fuerza y honor. Nuestra amada madre y hermana será muy añorada y será por siempre INOLVIDABLE en nuestros corazones". ¡Hasta siempre Natalie!
Michael Bolton es uno de esos cantantes de voz rota, desgarrada, y al mismo tiempo potente, profunda cuyas cuerdas vocales parecen proceder de una garganta negra. Saltó a la fama con esta extraordinaria balada "How am I supposed to live without you?" que yo incluyo entre las 100 mejores de la historia. No en vano, el vídeo que enlazo tiene ya más de 137 millones de reproducciones, ahí es nada, por algo será. Incluyo la letra en español.
Apenas podía creerlo
cuando escuché las noticias hoy.
Tuve que venir y escucharlo directamente de ti,
dijeron que te marchabas,
que alguien se llevó tu corazón.
Por la cara que tienes veo que es verdad,
así que cuéntamelo todo,
cuéntame cuáles son los planes que estás haciendo,
dime una cosa antes de que me vaya,
dime cómo se supone que voy a vivir sin ti,
ahora que te he estado queriendo tanto tiempo,
cómo se supone que voy a vivir sin ti,
y cómo se supone que voy a seguir adelante,
cuando todo por lo que he estado viviendo, desaparece.
No vine aquí a llorar,
no vine aquí a desplomarme,
es solo que un sueño mío llega a su fin,
y cómo puedo culparte,
cuando construí mi mundo
alrededor de la esperanza en que un día
seríamos mucho más que amigos.
Y no quiero saber
el precio que voy a pagar por soñar,
cuando incluso ahora es más de lo que puedo soportar.
Dime cómo se supone que voy a vivir sin ti,
ahora que te he estado queriendo tanto tiempo,
cómo se supone que voy a vivir sin ti,
y cómo se supone que voy a seguir adelante,
cuando todo por lo que he estado viviendo, desaparece.
No, no quiero saber
el precio que voy a pagar por soñar,
ahora que tu sueño se ha hecho realidad.
Dime cómo se supone que voy a vivir sin ti,
ahora que te he estado queriendo tanto tiempo,
cómo se supone que voy a vivir sin ti,
y cómo se supone que voy a seguir adelante,
cuando todo por lo que he estado viviendo, desaparece.
El disco que me he traído al Calar de la Puebla "All That Matters" es del año 1997 y contiene temas buenísimos. Vamos a enlazar unos cuantos.
De Michael Bolton pasamos a Keith Washington, un vocalista estadounidense de R&B de Detroit, Michigan, especializado en baladas, que grabó el exitoso sencillo "Kissing You" en 1991, que contiene este álbum. Aquí en España seguro estoy que no lo conoce ni perry pero yo tengo la suerte de no solo saber de su existencia, de su talento, de su gran voz sino también de tener tres de sus discos entre mi colección. Vamos a enlazar unos cuantos temas, comenzando por el primero que inicia sus primeros compases con una entrada maestra de guitarra.
Para despedir al señor Washington pincho una balada cantada a dúo (tiene varias con esta cantante) con la veterana y polifacética artista negra de enorme popularidad en USA, conocida como Chanté Moore, de la que creo que nos ocuparemos más profusamente en el futuro.
Con su ex, Kenny Lattimore, otro gran intérprete de R&B, cuando eran felices y comían perdices.
Para despedir al señor Washington pincho una balada cantada a dúo (tiene varias con esta cantante) con la veterana y polifacética artista negra de enorme popularidad en USA, conocida como Chanté Moore, de la que creo que nos ocuparemos más profusamente en el futuro.
La sigo en Facebook y en días pasados de obligado confinamiento, nos ha deleitado a sus millones de fans, no solo con su indudable atractivo sino con sus espontáneos monólogos llenos de gracia y bonitas canciones cantadas a cappella. Sus muchas tablas como actriz, presentadora de programas de TV, escritora, autora de la música y letra de sus canciones, sus grandes dotes y recursos vocales, unido a un desparpajo sobre los escenarios descomunal, la convierten en toda una diva del espectáculo. Yo disfruto mucho viéndola al natural y en directo, interpretando el tipo de música que más me gusta, la Black Music, oh yeah!
Con su ex, Kenny Lattimore, otro gran intérprete de R&B, cuando eran felices y comían perdices.
El último disco que traemos y presentamos en el Calar de la Puebla de Don Fadrique está compuesto de una colección de canciones lentas del año 93, made in Canada (en aquellos lejanos años de los 90 me gastaba una fortuna en música habida cuenta que la mayoría procedía del mercado useño y la tenía que importar, solicitándola por catálogo en las tiendas especializadas), todas muy conocidas y me temo, que también olvidadas, incluso ignoradas por la mayoría de consumidores de ese remedo, de ese género musicaloide que llaman reggaetón, que debería estar prohibido y perseguido por ley, con penas de uno a cinco años de prisión o tres años de condena en galeras para sus autores o intérpretes, todo en función del grado denigratorio y cutre que fuera observado en las imágenes o el contenido de la letra; penas que podrían ser sustituidas por ocho meses de trabajos en beneficio de la comunidad. Esta estridencia musical se ha revelado de efectos tan lesivos en la psique del individuo que ríete tú de los estragos respiratorios o psicológicos que pueda causar el coronavirus. Estudios realizados en una universidad de Massachusetts demostraron que someter el intelecto por más de quince minutos a la jerigonza reggaetonera, libera una toxina paralizante en nuestro cerebro que termina por embrutecer y atrofiar la mente. Por tanto, sonido pernicioso donde los haya, y que por desgracia, de tanto éxito entre la manada goza en nuestros días. Sin duda, fiel exponente y reflejo de una sociedad tan aborregada como en decadencia. De aquí a cuatro días acabaréis todos cazando moscas, menos yo, claro, que suelo escuchar buena música. Y si no, al tiempo...
La colección, contiene 16 estupendos temas de aquellos años, que aún da gusto escuchar, destacando entre otros, el tema de Jon Secada, cuya versión en nuestro idioma, aquí en España, tuvo un inusitado éxito. Del cubano afincado en Miami, tras este bombazo, aquí nunca más se supo, aunque siguiera cosechando éxitos y premios a escala mundial. Si uno lee su biografía en wikipedia, ya advierte que ha labrado una larga y prolífica carrera en el mundo de la música y el teatro, y que sigue siendo admirado y muy valorado por otros artistas, verbigracia, Gloria Estefan. (Con una carrera artística que se extiende por más de dos décadas, tres premios Grammy, 20 millones de discos vendidos y papeles protagónicos en Broadway; el aclamado sonido romántico de Jon Secada, ha tenido como resultado numerosos éxitos en inglés y castellano, estableciéndolo como uno de los primeros artistas bilingües en tener reconocimiento internacional en ambos mercados).
A Sinéad O'Connor hay que echarle de comer aparte. Será genio y figura hasta la sepultura, y en los últimos tiempos ha estado varias veces a punto de palmarla, en los diferentes intentos de suicidio que ha protagonizado. Su agitada y rebelde biografía no tiene desperdicio y te aconsejo que si no la conoces, le eches un vistazo. Las lágrimas hacia el final del famoso y exitoso videoclip, son reales, al parecer pensaba en su madre, aquella que tanto le hiciera la vida imposible, de lo cual quedó traumatizada. Canción que la catapultó a la fama, imperecedera, eterna, inmortal, y de la que ella, años después renegó. Hasta este momento, yo mismo ignoraba que el tema había sido escrito originalmente por Prince, cuyos arreglos y puesta en escena, a este nunca llegaron a gustarle, por mucha fama y éxito que alcanzara su intérprete. Prince, otro extravagante, otro genio que tocaba todos los instrumentos, del que otros artistas decían de él que había que mantenerse a una prudente distancia. Sinéad, que lo conocía bien, hasta llegó a declarar que era un tipo aterrador.
Después de este atracón musical (excuse el visitante mi impenitente melomanía, mi entusiasta pasión por la música negra), nos cuesta abandonar este lugar tan agradable, tan apacible, tan despejado, tan ahíto de vastos horizontes como se presenta la Piedra de la Rendija, pero iniciamos el descenso, a estas horas, las doce de la mañana, bajo un sol abrasador como único dueño del cielo. La pista culebrea hacia el oeste para más tarde hacerlo en sentido norte, describiendo dos amplias eses que podremos atajar monte a través por nuestra izquierda. El terreno no se presenta ni demasiado tendido ni enmarañado y la sombra que proporciona la pinada se agradece. Antes de que nos demos cuenta, hemos conectado la pista de acceso al observatorio que traemos, con el sendero de gran recorrido (GR7) que viene de Huéscar. Este nos conducirá, sin perder de vista nunca La Sagra, a la ermita del Santo Ángel, sita a las puertas de la Puebla de Don Fadrique. El paisaje en derredor sigue siendo muy entretenido.
Avistando, tras un recodo del camino, el cerro Tojera.
Nos desviamos unos metros hacia la fuente de Piedra Alta, por si podemos ver la posibilidad de refrescarnos. Nos remojamos cara, piernas y brazos en el desagüe. La balsa está vallada, pero aunque no lo estuviera, la suciedad y porquería de la superficie y fondo no invitan precisamente al baño.
Aunque ya algo cansados y bajo un sol de justicia, estoy disfrutando de la caminata, en completa soledad, recogimiento y armonía interior.
La Sagra se mostrará omnipresente durante todo el camino
Existen diversas alternativas, vías mucho más cortas hacia la Piedra de la Rendija. En aquellas paredes existe instalada una vía ferrata, de nivel principiante, muy frecuentada por los aficionados.
El Calar de la Puebla, capturado desde la solana.
El Tornajico, caserío que custodian dos enormes mastines, aquellos que al olfatearme, bramaban por la mañana hacia el cortijo del Calar donde me hallaba.
Se hallan el uno del otro relativamente próximos.
Acercándonos a la Puebla
La Ermita del Santo Ángel
Autorretrato aprovechando un herrumbroso pero eficaz espejo urbano
Circulamos de vuelta en el coche y a la ida me propuse la tarea de tomarle una foto a la Puebla de Don Fadrique desde la distancia, donde se apreciara bien la situación de la villa respecto de El Calar y La Sagra. Hela aquí.
La carretera es plata brillante bajo el cegador sol de la hora de comer. En el cielo despejado solo unos algodones de azúcar adornan el horizonte. Me esperan en casa y no debo demorarme ni un segundo más. Meto quinta, play a Natalie Cole y rumbo hacia Cehegín a velocidad de crucero.Circulamos de vuelta en el coche y a la ida me propuse la tarea de tomarle una foto a la Puebla de Don Fadrique desde la distancia, donde se apreciara bien la situación de la villa respecto de El Calar y La Sagra. Hela aquí.
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