08 noviembre 2018

POR LA VEREDA DE LA ESTRELLA IV FINAL (SIERRA NEVADA)

Después de llevar acumulados quince kilómetros en las piernas, la Cuesta del Hornillo se las trae. Pero vamos avisados por alexandermágina de que es un hueso duro de roer y por ello estamos mentalizados. En las primeras rampas brutales, nos ponemos las orejeras y tiramos parriba. No hay dolor. Desde las Minas de la Estrella hasta el Cortijo del Hornillo, hay que superar entre 400 ó 500 metros de desnivel positivo en apenas kilómetro y pico. Pero enseguida se nos pasa el soponcio. Las vistas que al poco vamos obteniendo de la Alcazaba y Puntales del Goterón y La Cornisa son extraordinarias. Una vez más nos quedamos boquiabiertos.
Pedro, recuperando el resuello junto al que suscribe, teniendo al fondo las cumbres tresmileras de El Cuervo, Cuneta y Puntal de Vacares.
El Cuervo y Cerro del Mojón Alto
Sudando la gota gorda caminando cuesta arriba bajo un precioso bosque de roble melojo.
Nuestros amigos granadinos que encontramos en las minas de la Estrella, nos atrapan. El bonito perro que les acompaña evoca el recuerdo de mi Viky. ¡Cuanto estaría disfrutando ahora con nosotros!
Seguimos disfrutando del inmenso paisaje.
¡Qué bella vista ofrece desde aquí la Alcazaba...!
Pero el cuestarrón del Hornillo, no da respiro. 
La Alcazaba y a su derecha, semioculto, el Mulhacén.
¡Maravillosa postal del Mulhacén!
Mulhacén y Alcazaba
La bella senda tiene visos de dejar atrás el relieve más duro e inclemente.
Una densa niebla comienza a cernirse sobre los tresmiles
El paisaje por doquier nos resulta deslumbrante. No hemos podido elegir día mejor para hacer esta excursión. ¡Nos consideramos senderistas afortunados! Ya dice el refrán que "más vale llegar a tiempo que rondar un año..."
Y llegamos a un precioso collado, mirador natural privilegiado que nos ofrece el idílico cuadro de las montañas nevadas brillando en todo su esplendor.
El lugar no puede ser más apropiado para el postureo
En el paraje, ya se encuentran nuestros amigos granadinos, y tres jovenes que parecen lugareños. Por su conversación se colige que pueden estar al cuidado de una vacada que pace por las inmediaciones. Ante nosotros tenemos las imponentes figuras de los colosos, el Mulhacén, con sus 3.479 metros de altitud, y la Alcazaba, apenas 100 metros más bajita. En este rincón se cultivaba centeno y la papa copo de nieve, una variedad que fue muy apreciada y utilizada y que ahora se está intentando recuperar. Una de las construcciones, que luego veremos, ha sido rehabilitada, mimetizándose con el entorno. Ahora sirve de refugio a senderistas y montañeros.
 Es el momento de sacar a Yoda el pesadumbres de la chistera, pero me da un poco reparo que las eventuales gentes del lugar me tomen por un majareta perturbado. Después de todo, no debe ser muy corriente, observar como un mesurado cincuentón, adopta posturitas para echarle fotografías a una figurita de la Guerra de las Galaxias. Algo friky, sí que parece cuanto menos. Me armo de valor, respiro hondo, saco a Yoda de la mochila y venciendo mi fugaz sentido del ridículo, enfoco, no demasiado bien y disparo a tutiplén...
Yoda se siente tan maravillado que le cuesta comprender, cómo los hombres somos capaces de tratar en forma tan desconsiderada, a un país, a un planeta tan hermoso como el nuestro. Mientras escudriño ensimismado, el vasto horizonte esplendente, no me siento capaz de responderle.
El coqueto rincón, donde hay una fuente, de rica y fresca agua, se presta pintiparado para comerse el bocata y recuperarse de parte de las fuerzas mermadas. En las siguientes imágenes, la encantadora pareja granadina con la que conversamos y conectamos en muchos momentos del final de ruta, que también aprovecharon para tomarse un tentempié.
Les pedimos a nuestros amigos que nos tomen una instantánea para que quede recuerdo de nuestro paso por este increíble lugar y recogiendo los bártulos, continuamos la marcha.
 Muy cerquita de donde nos hemos comido el bocata se encuentra el denominado Cortijo del Hornillo, reconvertido en refugio de montañeros.
Al paso de la cañada real en el collado de las Sabinillas, se encuentra un mirador con panel informativo que indica los diferentes puntos geográficos que se pueden apreciar desde este lugar. Por desgracia, la niebla ya comenzaba a solapar el horizonte.
Mirando hacia la Loma del Calvario
En este tramo del camino, encontraremos diferentes estacas indicativas del sendero de Gran Recorrido GR-240, Sendero Sulayr, que usa la misma vereda que nosotros hasta llegar a las Casas de la Hortichuela. El camino va descendiendo de manera imperceptible, a veces pasando junto a una balsa, ora junto a una acequia, ora junto a una fuente, así hasta llegar a un cruce en la Haza del Hoyo. Debemos tomar el sendero de la derecha. Pasamos junto a las ruinas de la Haza del Hoyo, también con un panel informativo que habla de las vidas de aquellos campesinos que poblaron estos rincones en tiempos pasados.
Ahora el camino baja vertiginosamente pasando entre cipreses y llegando a un carril que nos saca de los límites del Parque y conduce hasta las Casas de Hortichuela. Atravesamos la finca y gracias a que se me ocurre mirar el gps porque nos alejábamos del track, siguiendo una cómoda pista de incierto destino que no se hallaba registrada en el mapa. Debemos rectificar volviendo sobre nuestros pasos. Hasta que no estás encima, no se aprecia bien por donde sortear una valla que delimita el parque. Bajamos nuevamente por el sendero hasta coincidir de nuevo con la Vereda de la Estrella, a esas horas de la tarde, sobre las cinco, muy transitada de senderistas, con los que, joviales y dicharacheros, vamos conversando camino de La Vegueta del Caracol, en el arroyo de San Juan, lugar donde se cierra este impresionante recorrido circular, cuya espectacularidad de los paisajes ofrecidos, nos ha dejado turulatos perdidos. La venta se encuentra muy animada de gente y su estacionamiento adjunto, repleto de coches. Alguien nos hace una foto a Pedro y a mi, en el punto de remate de ruta, para ilustración de tan exultante jornada vivida, que habrá de quedar, registrada con recuerdo imperecedero, entre los anales históricos de este humilde cuaderno de bitácora.
Y para dar por rematada, esta entrada referida a la Vereda de la Estrella, unos minutos de video, amenizados con excelente música, que fui recogiendo con una cámara que suelo llevar en el tirante de mi mochila, como breve muestra "in vivo" de las sendas y lugares recorridos.


¡HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S!


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