La Guillimona nos espera, así que, no nos entretenemos demasiado tiempo en la caseta y comenzamos a descender.
A Viky también le fascina y deslumbra la espectacularidad del paisaje.
...pero sin perderme de vista.
Para algunas criaturas, y con tanta nieve, tiene que representar un verdadero problema el conseguir alimento.
Me encanta ver a mi perrita interesándose por los matices, por las sensaciones que seguro le transmite un horizonte tan rutilante.
¡Pobrecilla...se hundía hasta las ingles...!
¡Fulgor níveo!
Se hacía muy arduo andar por caminos borrados, inexistentes...¡pero era tanta la paz que se percibía por aquí...!
Jajaja, adónde vas Viky...te quieres volver...?
Me parte el corazón verla con ese aspecto de desamparo, de perro sin dueño...pobrecilla.
La ascensión se hace muy dura pues me hundo hasta las rodillas. Cada paso que doy es terriblemente costoso. Viky me sigue, aprovechando mis huellas. Para colmo, he dejado el bastón en el coche. Aquí me hubiera venido de perlas.
En fin, al campo vas, de lo que lleves te surtirás...que diría mi padre.
Esa cosa que se ve a lo lejos es la balsa de la hoya del Espino.
Está congelada. Se podría practicar patinaje artístico.
A lo lejos se divisa la caseta de vigilancia donde estuvimos antes
Hace viento y mucho frío...pensaba esperarme a coronar pero decido colocarme el cortavientos
A mi Viky el goretex le viene de serie...
Otro vistacillo a la pista de patinaje y el último tirón hacia la cima
FIN SEGUNDA PARTE
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