Estos días, parece que los hados se están conjurando con el organizador de la Falco, porque le está saliendo al tío el diseño de un circuito de montaña realmente redondo. Los diferentes campos de batalla que habrán de darse cita en la Falcotrail 2014, prometen emociones fuertes. Muchos de ellos quedarán tan sembrados de cadáveres que acabarán conviertiéndose en pasto para los buitres de Mojantes.
Y si no despojos propiamente dichos, sí zombies que más que andar, correr y saltar por entre los diferentes parajes de Burete y el Quipar, arrastren el polvo de su flaqueza hasta entregar la siempre amarga cuchara de la derrota.
Siento mostrarme tan explícito pero a much@s les ocurrirá así.
Para venir a la FALCO, es mejor no conocerla.
El atrevimiento a que siempre nos impele la ignorancia, será mil veces mejor que saber a qué nos enfrentamos. Mejor no conocer, no pensar, no sentir...mejor no preguntarse por qué estamos aquí.
Yo no dormiría tranquilo la noche antes de la gran cita.
La ansiedad anticipatoria oprimiría y trastornaría mi sueño.
Tan solo con pensar en el recorrido, se aceleran mis pulsaciones y rompo a sudar.
Reconozco no obstante, que el punto de vista desde el que un senderista de medio pelo como yo, contempla esta contienda, no puede ser el mismo que el de los curtidos y aguerridos atletas que acudirán aquí a obtener su particular trocito de gloria.
Pero no ha de ser considerado traidor aquel que advierte, que en un solo paso, bien o mal dado por el As de copas o el Campanario, puede estar la diferencia entre, ingresar en el elíseo de los vencedores o acabar por contra, en el más tenebroso infierno de los vencidos.
Una vez zarandeado el orgullo y espoleados los ánimos de aquellos indomables que a buen seguro, venderán cara su derrota, reivindico una vez más la situación de privilegio que mantengo con el auspiciador de este futuro purgatorio, para con su anuencia, poder seguir describiendo, las novedades que respecto al recorrido del año pasado, tengan lugar en el de este.
Nos imaginamos que ya hemos salido de Cehegín, superado la Peña Rubia, El As de Copas, La Morra, y llegamos al avituallamiento sito en los merenderos de la Hoyaleja, encrucijada de la Falco, donde el año pasado, sus encargados, tenían montado un buen fiestorro.
Eran capaces, en su contagiosa alegría de reanimar a un medio muerto.
Pues bien, este año se tendrán que emplear a fondo, porque sin duda, recibirán en segunda pasada y a la vuelta, a muertos del todo.
Se cogía una senda muy próxima al avituallamiento que rápidamente y en ascensión se adentraba en el monte.
Una corta subida de apenas unos metros que asciende por el collado de los Marianos hasta llegar a un estrecho pasadizo entre grandes peñascos. Yo mismo le tomé esta instantánea a superpaco.
Yo no dormiría tranquilo la noche antes de la gran cita.
La ansiedad anticipatoria oprimiría y trastornaría mi sueño.
Tan solo con pensar en el recorrido, se aceleran mis pulsaciones y rompo a sudar.
Reconozco no obstante, que el punto de vista desde el que un senderista de medio pelo como yo, contempla esta contienda, no puede ser el mismo que el de los curtidos y aguerridos atletas que acudirán aquí a obtener su particular trocito de gloria.
Pero no ha de ser considerado traidor aquel que advierte, que en un solo paso, bien o mal dado por el As de copas o el Campanario, puede estar la diferencia entre, ingresar en el elíseo de los vencedores o acabar por contra, en el más tenebroso infierno de los vencidos.
Una vez zarandeado el orgullo y espoleados los ánimos de aquellos indomables que a buen seguro, venderán cara su derrota, reivindico una vez más la situación de privilegio que mantengo con el auspiciador de este futuro purgatorio, para con su anuencia, poder seguir describiendo, las novedades que respecto al recorrido del año pasado, tengan lugar en el de este.
Nos imaginamos que ya hemos salido de Cehegín, superado la Peña Rubia, El As de Copas, La Morra, y llegamos al avituallamiento sito en los merenderos de la Hoyaleja, encrucijada de la Falco, donde el año pasado, sus encargados, tenían montado un buen fiestorro.
Eran capaces, en su contagiosa alegría de reanimar a un medio muerto.
Pues bien, este año se tendrán que emplear a fondo, porque sin duda, recibirán en segunda pasada y a la vuelta, a muertos del todo.
Se cogía una senda muy próxima al avituallamiento que rápidamente y en ascensión se adentraba en el monte.
Una corta subida de apenas unos metros que asciende por el collado de los Marianos hasta llegar a un estrecho pasadizo entre grandes peñascos. Yo mismo le tomé esta instantánea a superpaco.
Al superar los riscos, bajábamos por la escurridiza ladera del collado de los Marianos y tras desembocar en un camino, girábamos a nuestra izquierda para al poco, seguir por un tramo de senda, buscando "la casa del médico", que tiene dos perracos de aterradores ladridos que más que canes parecen leones.
El paso por la casa del médico es historia.
Ahora se sube y atraviesa el collado de las fuentes a través de un proyecto de senda que hay que tornear para que con tiempo y una caña se convierta en un bien tallado sendero.
El tramo de relleno o de paja del año pasado que transcurría desde los merenderos de la Hoyaleja hasta el avituallamiento sito al pie de la subida hacia Burete, junto a la carretera de la Paca, que nos servía para conectar una sierra con la otra, se elimina.
Desaparece ese anodino terreno de transición para utilizar ahora un bonito recorrido que nos traslada entresierras sin apenas darnos cuenta. Por no pasar no pasaremos ni por la carretera.
Lo haremos por debajo de ella a través de un pequeño túnel.
Sospecho que penetrar en rincones que hasta hace poco eran exclusivo dominio de cazadores, no debe resultarles nada alentador.
En azul el recorrido del año pasado.
En amarillo la variación que tendrá lugar para este.
Como se puede observar en la imágen, se roza el extremo norte del Campanario, bajando por la quebrada que forman este y el collado de las fuentes.
Nada más atravesar el tunelico, subimos un pequeño terraplén a nuestra izquierda para, al inicio de la pista, encontrarnos con el avituallamiento previo a la subida hacia Burete.
Cuidado con Burete, que es una subida necia, que si te descuidas te la mete. Parece una subida inofensiva, por un camino que a ratos se parece a un pedregal, pero que te va exprimiendo las fuerzas, hasta dejarte arrugado como un carcamal.
Bien, ya estamos en el barranco del Canalón.
El año pasado girábamos a nuestra derecha para subirlo rumbo a la pista que luego nos conduciría a las migas de los Andapijo en el pico del Águila, lugar que como bien se sabe, representa el techo de la prueba en los 1184m, más o menos.
Para este año el Canalón no se sube...se baja.
Dice el organizador que les va a poner las peras al cuarto a más de un@. Este tramo del Canalón, no demasiado conocido, es muy técnico. La aglomeración de pedruscos por metro cuadrado es tan elevada, que no permitirá un ritmo sostenido de marcha, a no ser que se disponga de la destreza de un arrui o una cabra.
Cuidao con los dientes y los tobillos.
Cualquiera de estas partes de nuestra anatomía pueden resultar perjudicadas si la concentración no es la adecuada.
Al finalizar este barranco y girando a nuestra derecha, llegaremos a un camino donde los que corren se podrán relajar, y los que anden se podrán deleitar con las bonitas vistas a su izquierda en dirección a la Lavia y sus inmediaciones.
Por este agradable y esponjoso camino, se llega a otro barranco, esta vez en subida, que hemos bautizado del Infierno. Y no porque tenga una significación especial, sino porque dice el conde que suena bien. Así de simple.
De hecho es menos dificultoso de superar que el del Canalón.
Pero hay unos cuantos pinos abatidos, cuyos troncos atravesados en el lecho del barranco hay que salvar casi arrastrándose como una culebra. Nuevos obstáculos que irán paulatinamente mermando nuestros depósitos energéticos hasta dejarlos en la reserva.
Llegados a este punto del camino, no me imagino mejor bálsamo de Fierabrás, que pensar en los Andapijo y en sus migas con tajás.
Estos barrancos, resultan bajo mi punto de vista, muy interesantes. Recibes la sensación de que te encuentras en el corazón de Burete y le añades un poquito de dificultad técnica al recorrido.
Aquí, el ingeniero de caminos y veredas, Miguel Ángel, alias el conde, ha rozado la excelencia. Estoy seguro que recibirá el asenso de gran parte de los participantes. Incluidos aquell@s que no sean capaces de acabarla. Según su teoría, aquel o aquella que no logra acabar una prueba, sufre durante un año, la afrenta y burla de sus más íntimos allegados, de tal modo que, herido en su amor propio, se la prepara a conciencia con vistas en la edición siguiente, a no solo acabarla sino completarla en tiempos de primer nivel, que callen la bocas y den en las trompas de aquellos infames que lo deshonraron. Eso según su teoría, que según la mía, el que logra salir de por aquí con vida, no se le vuelve a ver el pelo, así se trate de la persona más atrevida.
En el barranco del Infierno, tendremos que agazaparnos más de una vez para rebasar obstáculos que se interpongan en nuestro camino.
Y una duda que se me plantea...serán capaces los primeros espadas de categoría internacional, que dice el conde competirán en la Falco, de atrapar a los últimos andarines que todavía marchen por aquí...?. Me gustaría saber, a qué altura lo hacen.
El tramo final del barranco parece algo tétrico.
Innumerables pinos caidos durante las nieves, se amontonan formando un pútrido e inquietante cementerio vegetal.
Este será el triste final que les espera a cuant@s se pierdan o claudiquen en el barranco del Infierno.
Una lástima porque las migas les quedaban ya muy cerca.
Después de haber atravesado el barranco, caemos a la misma altura de pista del año pasado, una vez superada la subida al Canalón...
(el tramo azul corresponde a la Falco 2013)
La próxima variación que el organizador presenta es la del Pico del Águila, donde se suele colocar ese pedazo de avituallamiento que abanderan los Andapijo.
Sobran los comentarios.
Una vez las hemos probado, las migas digo, sin abusar, regadas con un buen chato de vino del Copetín de Bullas o el Puntarrón, nos olvidamos de seguir por la pista porque para este año la cosa cambia y mucho, porque el conde tiene preparada para la concurrencia, una vertiginosa bajada por lo más florido y escogido de Burete, en casi línea recta a...¡cágate lorito, el Campanario...!
Si no has probado las migas, más te vale darte la vuelta y echarte un buen puñao en el bolsillo porque para el susodicho, no serán cigüeñas lo que te encuentres en la cumbre sino al tío del mazo con la estaca, esperando un descuido para atizarte.
Pozo de la nieve en el Pico del Águila
Panorámicas ofrecidas durante la bajada desde el Pico del Águila
La Casa de la Hoya de Don Gil, y más al fondo, las paredes del Estrecho de la Encarnación...a la izquierda de la imágen, la sierra de las Cabras.
En esta imágen de Google Earth se puede apreciar bien los kilómetros de pista que desaparecen con respecto al recorrido del año pasado. A día de hoy, todavía sigue siendo una incógnita, los kilometros finales que le saldrán al conde, pero yo creo que por "ahí estará la cosa" aunque en todo caso, se ha quitado paja para incorporar grano, y del bueno. Y si no, ya lo comprobarán algun@s por sí mismos. A ver si a lo largo de la semana que viene, se puede publicar un track completo de la ruta, con kilómetros muy aproximados, desniveles y perfil de la misma, a falta de que algún-a valiente se la eche al coleto y nos diga en cuanto tiempo se puede hacer sin fenecer en el intento.
Y ahora el track de este tramo explicado que sale desde la Hoyaleja cuando la pasamos por primera vez, Burete, Canalón, Infierno, Pico del Águila hasta la carretera RM504 (de La Paca), en las inmediaciones del cortijo Hoya de Don Gil.
Y este es el trazado...
Bueno, pues nada...a entrenar que apenas queda un mes para la gran cita. Desde luego, al organizador y sus colaboradores les interesa que los tramos nuevos se pateen y con ello se esculpan y definan al objeto de que el día de la prueba, nadie se pierda, ni siquiera los más despistados. Pero claro, cuando uno anda con la pájara, bastante tiene con mantener la vertical, avanzar y no dar con los huesos en el duro o quien sabe, blando suelo. Como para encima, faltar un mojón , una bandera por aquí, por allí, y que la peña tenga que adivinar el correcto camino a seguir.
No, conociendo al conde, banderitas e hitos, no faltarán para que nadie se pierda, pero insisto...adentraros en los tramos nuevos, trillarlos, que seguro os van a gustar.
Y lo dicho, a ver si para la semana que viene, trazamos el último tramo nuevo que falta por registrar, y con la salida y llegada, finiquitamos el recorrido final y definitivo de la
FALCOTRAIL 2014.
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!
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