Preciosa y al mismo tiempo exigente jornada de montañismo la que hemos vivido hoy domingo, día 29 de enero del 2012, mi amigo Eloy, alias el Tío de la Vara, y el menda lerenda que suscribe.
Llevaba ya, hace algún tiempo, intentando encontrar el momento propicio para recorrer la Sierra del Molino, en Calasparra, y hoy era el día.
Imaginaba que las vistas desde sus atalayas debían de ser ciertamente espléndidas, pues desde la carretera, la sierra ofrece un aspecto atractivo y seductor, y damos fe de que no nos han decepcionado “esas vistas”, pues han colmado con creces todas nuestras expectativas.
Pero lo que más me ha sorprendido ha sido lo agreste y escarpado del terreno.
Me ha parecido una sierra relativamente virgen, desde el punto de vista senderista.
Los hitos brillan por su ausencia, lo cual me parece bien.
Es decir, no está muy trillada. Se vislumbran las huellas del paso del hombre, entre las crestas, pero nunca una senda propiamente dicha.
Según lo escarpado del terreno, iremos eligiendo ir superando los diferentes penachos, por la cara norte o la sur, y a poco que vayamos atentos a la orografía del terreno, iremos intuyendo el recorrido apropiado para ir avanzando.
La progresión se hace en ocasiones muy técnica, accidentada...lenta; sobre todo si cuando llegas a un punto, descubres que un poquito más a tu derecha o izquierda, existe un paso más fácil y por no volver hacia atrás, intentas salvar el escollo, trepando o destrepando.
Soplaba un viento del norte de mil demonios. Cuando el recorrido coincidía con la solana, en la cara sur, el paso se hacía muy agradable pero si era por la umbría, la norte, el viento huracanado casi nos sentaba de culo, ¡y como soplaba...!,era realmente ensordecedor y apabullante.
Se nos ha pegado el arroz pues las diferentes alturas de las crestas, no te permiten obtener un plano general de la longitud real de la sierra, y ante las primeras panorámicas, como el espectáculo ofrecido era casi apoteósico, nos hemos recreado en su contemplación más de la cuenta.
Oteando a derecha e izquierda de nuestro avanzar, se nos ha ido el santo al cielo.
Absortos y extasiados ante la belleza del paisaje, hemos reparado de pronto que nos esperaba la suegra para el ineludible arroz con conejo y pollo de los domingos, y hemos apresurado el paso, pero cuando salvábamos una cumbre que pensábamos debía ser la última, aparecía otra y otra, hasta que, casi hemos acabado exhaustos de subir y bajar tantas crestas y “pidiendo la hora”.
Sube y bajas continuos que nos han fundido los plomos de las “piennassss”.
Cuando desde arriba, hemos atisbado la proximidad de la depuradora, es que se nos ha hecho el culo puchero.
De modo que, para hacer el recorrido completo de la sierra del Molino, hay que madrugar y no entretenerse demasiado en los múltiples balcones, terrazas y miradores que existen en el recorrido para recrearse la vista.
Eso, si quieres llegar a tiempo para la hora del arroz, que si no tienes prisa, y comes en la sierra, el disfrute del camino lo tienes garantizado desde el principio hasta el final.
Buena idea, traerse unos prismáticos para esta ruta...hacia el norte, se pueden divisar nítidos, los molinos de viento de la provincia de Albacete, entre otros detalles interesantes, no visibles a simple vista.
Pero en fin, como viene siendo costumbre, vamos a ir ilustrando con imágenes, el recorrido de esta magnífica mañana de senderismo.
Hemos dejado el coche en el aparcamiento del restaurante "La Curva" y en dirección hacia el pueblo, a los pocos metros, hemos doblado hacia la izquierda para coger el camino del Esparragal...donde una sucesión de "casas de la huerta", todas con su correspondiente balsa rebosante de cristalina agua, nos acompañó durante algunos kilómetros.
Después de pasar la casa de la Florida, sale una pista muy coqueta, hacia la derecha, que serpentea para enlazar con la que a nosotros nos interesa, que va recorriendo la falda norte de la sierra hacia el este. El cielo sobre la sierra amanecía un tanto aborregado, entre nubes del tipo cirrocúmulos y muchos claros.
En la fotografía de abajo se puede observar al fondo la sierra de
San Miguel, incluso se puede apreciar diminuta, en lo más alto, la ermita que toma el nombre de la sierra.
Y en esta otra toma podemos adivinar la empinada pista, de dureza progresiva, que nos conduce al extremo ESTE de la sierra y a cuyo término (la pista se acaba), comenzará la ascensión "monte a través", propiamente dicha.
No obstante, existe la apenas leve insinuación de un sendero, siempre por la cara norte, que nos llevará a las primeras crestas, en donde el embalse de Alfonso XIII, al otro lado, dominará todo el paisaje.
He aquí a nuestro insigne tío de la vara, con la susodicha, transmitiendo aliento y siempre buen entusiasmo...
Seductor camino entre montes...otras imágenes mirando hacia la carretera...
Extremo de la sierra...y comienza el ataquerrrrrrrrrrrrrrr.
Primeros avistamientos hacia el lado de la cara sur de la sierra.
Eloy, extasiado con el apacible y fastuoso paisaje que se nos ofrecía a la vista.
Mi inseparable compañera, disfrutando también del panorama...
Mi compañero de reconfortantes fatigas...con su inseparable espada de apoyo y combate.
Llegado a este punto del relato, se me hace muy difícil poder contener la rabia, sin dejarme arrastrar por el aliviante exabrupto...pues no otro caudal de adjetivos me despiertan, aquellos dos infames y repugnantes seres de dos patas que prendieron fuego a la sierra...como si esta no hubiera ya soportado y sufrido en otro tiempo (va a hacer ahora 20 años), con tan funestas y dramáticas consecuencias medioambientales, las voraces fauces del incendio.
Recuerdo como si fuera ayer, ver cruzar la carretera, despavoridas, aterrorizadas, a las criaturas moradoras hasta entonces de la sierra...zorras, ginetas, jabalíes, cabras, ardillas, tejones...ocurriendo que muchas de ellas, intentando salir de Guatemala se metieron en Guatepeor al quedar aplastadas por los coches...tal y como se puede apreciar en la fotografía de abajo, fuimos testigos privilegiados de los estragos que causó en su cara sur, el reciente incendio provocado. Yo al pirómano, le aplicaba la ley del talión...
La tierra estaba ennegrecida, sembrada de cenizas, y en donde tocaras te impregnabas de tizne. Eloy, eufórico ante la proximidad del punto geodésico. A continuación, la altura que nos marcaba el gepese.
Eloy, dejando una marca indeleble de nuestra presencia allí, en lo más alto de la sierra...
Después de pasar la casa de la Florida, sale una pista muy coqueta, hacia la derecha, que serpentea para enlazar con la que a nosotros nos interesa, que va recorriendo la falda norte de la sierra hacia el este. El cielo sobre la sierra amanecía un tanto aborregado, entre nubes del tipo cirrocúmulos y muchos claros.
San Miguel, incluso se puede apreciar diminuta, en lo más alto, la ermita que toma el nombre de la sierra.
Y en esta otra toma podemos adivinar la empinada pista, de dureza progresiva, que nos conduce al extremo ESTE de la sierra y a cuyo término (la pista se acaba), comenzará la ascensión "monte a través", propiamente dicha.
No obstante, existe la apenas leve insinuación de un sendero, siempre por la cara norte, que nos llevará a las primeras crestas, en donde el embalse de Alfonso XIII, al otro lado, dominará todo el paisaje.
He aquí a nuestro insigne tío de la vara, con la susodicha, transmitiendo aliento y siempre buen entusiasmo...
Seductor camino entre montes...otras imágenes mirando hacia la carretera...
Primeros avistamientos hacia el lado de la cara sur de la sierra.
Eloy, extasiado con el apacible y fastuoso paisaje que se nos ofrecía a la vista.
Mi inseparable compañera, disfrutando también del panorama...
Mi compañero de reconfortantes fatigas...con su inseparable espada de apoyo y combate.
Llegado a este punto del relato, se me hace muy difícil poder contener la rabia, sin dejarme arrastrar por el aliviante exabrupto...pues no otro caudal de adjetivos me despiertan, aquellos dos infames y repugnantes seres de dos patas que prendieron fuego a la sierra...como si esta no hubiera ya soportado y sufrido en otro tiempo (va a hacer ahora 20 años), con tan funestas y dramáticas consecuencias medioambientales, las voraces fauces del incendio.
Recuerdo como si fuera ayer, ver cruzar la carretera, despavoridas, aterrorizadas, a las criaturas moradoras hasta entonces de la sierra...zorras, ginetas, jabalíes, cabras, ardillas, tejones...ocurriendo que muchas de ellas, intentando salir de Guatemala se metieron en Guatepeor al quedar aplastadas por los coches...tal y como se puede apreciar en la fotografía de abajo, fuimos testigos privilegiados de los estragos que causó en su cara sur, el reciente incendio provocado. Yo al pirómano, le aplicaba la ley del talión...
La tierra estaba ennegrecida, sembrada de cenizas, y en donde tocaras te impregnabas de tizne. Eloy, eufórico ante la proximidad del punto geodésico. A continuación, la altura que nos marcaba el gepese.
Eloy, dejando una marca indeleble de nuestra presencia allí, en lo más alto de la sierra...
Como esta piña se le tenían que quedar los "güevos" a más de un pirómano cuando perpetra semejantes actos de destrucción y barbarie.
Pero frente a la consecuencia del fuego abrasador, el incontenible empuje reparador de la naturaleza...brotes verdes, maravilloso y reconfortador contraste...
La Sierra del Molino, como tantas otras de nuestras sierras, se caracteriza por presentar una gran cantidad de ramblas, barrancos y cárcavas, por donde debe discurrir el agua cuando llueve con alguna intensidad, de manera torrencial.
Intenso viento que arreciaba por momentos...cualquier protección era poca.
El Almorchón, a la izquierda de la imagen. Desde aquí no se veía tan "predominante"...pues es una cosa curiosa, que desde cualquier punto elevado del noroeste, siempre aparece destacando sobre el fondo, la imagen solitaria pero eminente del Almorchón.
El pantano seguía hermoseando el paisaje...
Laberinto de caminos se divisaban allá abajo, desde la cara sur de la Sierra del Molino.
Ya teníamos ganas de divisar el pueblo...comenzábamos a sentir mermadas las fuerzas.
Lo bonito de la sierra es que a veces, no sabías hacia donde dirigir la mirada, si al paisaje que se te ofrecía al norte, como ahora hace Eloy, o al sur, como hago yo con la cámara...
Terreno por el que hay que llevar mucho cuidado para no "deslizarse" y dar con nuestros huesos en el duro y pedregoso suelo.
Continuaban acompañándonos las pruebas que daban testimonio de los estragos causados por el incendio de la sierra.
La próxima cresta que había que atravesar, esperando divisar por fin, la villa de Calasparra.
Pero lo tenemos ya muy cerca.
Tomándonos un respiro...
¡Ohhh, Calasparra está a punto de asomarrrrrrrrrrr!
A punto de manifestarse, el santo pueblo del arroz...
Y por fin aparece...¡aunque demasiado lejos todavía.
¡La virgen de la Caridad...!
Curiosa imagen de...¿soledad y desamparo...?
Flores en Enero...?
Tramo complicado...ahora más que nunca hemos de extremar las precauciones que siempre tienen lugar los "tropezones" cuando debuta la fatiga, tanto mental como física.
Apariencia de serenidad y firmeza ante el peligro, en grado superlativo. Buen y capacitado compañero de ruta, mi amigo Eloy.
En esta toma se puede apreciar, a la izquierda de la imagen, la pista que cogimos al inicio del camino, y que nos dejaría en el extremo ESTE de la sierra...
Llegando ya al final...nos queda una última tachuela que bajar.
Es la depuradora de aguas de Calasparra.
Aterrizamos en este pinar...
Nos apresuramos hacia la población, pues se nos ha hecho muy tarde y en casa nos deben estar largando, alguna admonición que otra, pues tal es el zumbido en mi oído izquierdo que comienzo a notar ahora. Última fotografía a una recién restaurada, Iglesia de los Santos, en Calasparra. La torre de la iglesia se conoce en el pueblo como "la torcida", debido a su inclinación en la parte superior, solo apreciable seguramente desde la toma aérea, porque así a simple vista, no parece tan evidente. Y enfilamos para casa echando virutas, pues algo de bronca y el suculento arroz nos espera.
Aspecto del track en el gps para hacerse una idea de la forma que adopta el recorrido...
Perfil de la ruta...
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!
Buen trabajo. Te he enlazado en uno de mis blog que empezó precisamente por el incendio de 2010.
ResponderEliminarhttp://incendiosierradelmolino.blogspot.com/
Para los que hemos conocido (y andado) la sierra desde críos, nieve incluida, una traedia.
Hola amigo, es un placer tenerte como visitante. Pues sí, cada vez que se prende la sierra, una parte de nosotros, a los que amamos la naturaleza, se quema también con ella, pero la verdadera tragedia hay que buscarla en el incomprensible afán destructor de algunos seres humanos que son capaces de provocar fuego y destrucción por el mero placer de "hacer daño".
ResponderEliminarSaludos amigo, me daré una vuelta por tu blog