24 enero 2025

CON LOS AMIGOS SENDERISTAS POR LA SIERRA DE LAS CABRAS I

Pues sí, los amigos senderistas, dijeron aquel domingo de hacer la ruta clásica de la Sierra de las Cabras, y la verdad, es que me apetecía volver a recordar esos hermosos parajes. La última vez que la hice fue hace tres años (Retorno a las Cabras, Nerpio) . Si bien se mira, se pasa el tiempo volando y cuantos más años le contemplan a uno, más vertiginoso nos parece su transcurso, pero en fin, que sobre la sierra de las Cabras existen en este blog, 13 capítulos, es decir, que he subido al techo de Albacete unas cuantas veces, ahora bien, mi primera vez, allá por febrero de 2012, junto a unos amigos de Cehegín y Barranda, me parece a mí que es la más recordada, por el frío que pasamos, sobre todo algunos, que comenzaron a experimentar en las manos, principios de congelación, qué día aquel!, inolvidable desde luego, pero además, porque el día que hicimos aquella excursión inconclusa, fue también el día en que me enteré del fallecimiento la noche anterior de Whitney Houston, ahogada en una bañera, lo que me entristeció sobremanera dado que la había admirado mucho como cantante y enterarme de su muerte aquella gélida mañana de domingo, despertó en mí, una pena infinita. De hecho, hace unos años, le dediqué en este mismo blog, algunos capítulos a su biografía, de la que por cierto, acabé bastante sorprendido, a tenor de las nuevas particularidades sobre su vida de que tuve conocimiento mientras la elaboraba. Pero bueno, lo que de verdad me inunda de nostalgia es evocar estos paisajes de la sierra de las Cabras nerpiana, cuando los recorría acompañado de mi Viky. Tengo muchas fotos de ella, tomadas por estos parajes, que me evocan entrañables e inolvidables recuerdos; una bonita época de mi vida, momentos, instantes...oscuras golondrinas, que como dice el célebre poema, ya no volverán.
En la piedra de la Lobera
En el Cagasero. ¡Qué bonica y lozana lucía por entonces...!
En esta la tuve que agarrar del pescuezo y obligarla al posado. No le gustaban las fotos y reprimía el mordisco que le salía del alma, por temor a mis represalias. 
En la Fuente de la Carrasca.
Pero la vida sigue, el libro de nuestra vida, de momento continúa, y hay que pasar página hacia nuevos capítulos, donde tengan cabida, nuevos paisajes, nuevos horizontes, nuevos personajes, en este caso, nuevos amigos con los que compartir la siempre reconfortante experiencia montañera.
Soy muy malo para retener los nombres, pero de izquierda a derecha, Pedro, Mariano, Antonio, Fernando, María, Tomás y Raquel. Javi, el director de la orquesta, Anabel y Manuel, también andaban por ahí, y el que suscribe, que hace la foto, en total, once amigos los que acudimos a la cita para conquistar el techo de Albacete, en aquella fría mañana del mes de enero del recién estrenado 2025.
Como decía en alguna entrada cuyo enlace he dejado más arriba, la Sierra de las Cabras es un Macizo montañoso de las cordilleras Béticas, perteneciente al término municipal de Nerpio, declarada en su día, Reserva Natural, ubicada en esa cuña sobre el mapa que se forma entre los límites provinciales de Albacete, Jaén, Granada y Murcia. La sierra que vamos a volver a patear hoy, se encuentra rodeada de montañas que rozan o sobrepasan los dosmiles, tales como La Sagra 2.383m., Guillimona 2.065 m., Cuerda de La Gitana con Peña Moratalla 1.970m., Revolcadores 2.000m., Los Obispos 2.014 m, Los Odres 1.878m., etc.
El recorrido ronda los diez kilómetros, y lo más arduo lo encontramos nada más comenzar, ya que, sin anestesia y todavía fríos, en algo menos de dos kilómetros, hemos de superar un desnivel de 548 metros aprox, los que se van acumulando en la distancia que existe entre la fuente de la Carrasca y el Pico Calderón. 
Hoy también hace rasca, aunque ni mucho menos la que sufrimos aquel lejano domingo de febrero de 2012. Pero sé que arriba correrá el viento y la sensación térmica se tornará mucho más severa e inclemente.  
Cogemos dirección Norte, sobrepasando el habitual aprisco que nos pilla a mano izquierda. Existen dispuestos, cada equis metros, generosos mojones o hitos de piedra, algunos de ellos, de buena factura, por lo que resultan muy visibles lo que facilita al guía que el avance se realice sin vacilación alguna.  
Ascendemos por La Majada Percha, en paralelo al barranco del Rincón del Sordo, que nos coge unas decenas de metros a nuestra derecha.
Por aquí, discurriendo algo encajonados, a algunos ya nos sobra ropa. Pero si te quitas, malo, y si te la dejas, a sudar la gota gorda. 
La emblemática montaña sagrada y su característica silueta piramidal.
Anabel no tiene  ese problema. Se queda en manga corta como si estuviéramos en junio.
Durante una parada técnica.
En este frente rocoso, que nos sirve de parapeto contra el viento, que al reanudar la marcha, hemos de eludir por su derecha, ya resulta un clásico para los senderistas, hacer la correspondiente paradiña para recuperar el resuello. Una vez aquí, ya se puede decir, que lo más necio de la subida, lo hemos dejado atrás. Solo nos queda otro tirón para alcanzar el Pico Calderón (2071m). 
Esto parece una planta, ignoro si fosilizada o en estado de hibernación para soportar los fríos. No quise tocarla no fuera que en realidad se tratara de un alien, y al contacto, me invadiera, se metiera dentro y extendiera por todo el cuerpo, absorbiendo todos mis jugos, dejándome al poco más exprimido que una pasa, cual Alien: el octavo pasajero solo que en este caso sería, Alien: el doceavo senderista. Conspiranoico y terraplanista que es uno. 
El Pico Calderón, ya a la vista. Encaramado a su cima me hallaba un día, contemplando el paisaje mientras me comía una manzana, escuchando por los auriculares a algún buen saxofonista, cuando de pronto, a escasos metros, por debajo de mí, me pasó como una exhalación, un avión de combate, un F18, que seguramente se hallaría en prácticas, procedente de la base militar de Albacete. Fue una visión espectacular, increíble, que nunca olvidaré, que ha quedado grabada para los restos en mis retinas.
El grupo que nos precedía, a punto de llegar al pie del Pico Calderón.
Esperando al resto del grupo.
En esta zona, algunos salientes rocosos y prominencias se prestan pintiparadas para la foto, aunque las condiciones lumínicas no fueran nada óptimas para el retratista.
El Pico Calderón, que el fuerte viento reinante, no hacía aconsejable encaramarse a su cima.
Por aquí, en dirección a La Atalaya, el punto más elevado de la ruta, el viento y un frío que congelaba y cortaba el cutis, arreciaban. 
Pero el frío glacial representaba poca cosa para lograr amilanar a estos Tercios de Begastri.
Caminando a pijo sacao por terreno lapiaz hacia La Atalaya. 
¡Estate verás...🤣!
Durante el camino nos tropezamos con este raro ejemplar de bípedo caprino cruzado con humanoide. Excuso el chiste fácil que se me pone a güevo por si fuere mal interpretada mi intención.
Nuestro amigo Fernando tiene un humor muy ocurrente.
Antonio también quiso sumarse al cachondeo.
Idéntico ejemplar al ya registrado pero de matiz amarillo chillón.
A tiro de piedra el hito (montaña de piedras) de la Atalaya, sito a 2084 metros de altitud.
Yendo en comandita hacia el techo de Albacete.
Por aquí, al descubierto, sin amparo orográfico, hace viento y un frío que pela, aunque por fin alcanzamos La Atalaya.
Fotos rápidas de rigor y buscamos en las inmediaciones un lugar al abrigo del viento, donde poder comernos el bocata con algún confort. 
FINAL PRIMERA PARTE

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