16 marzo 2023

ALCABOCHE DESDE EL RINCÓN DEL SASTRE III y FINAL

Una vez en la pista, imponemos un ritmo enérgico, y antes de que nos demos cuenta, estamos de vuelta en el Rincón del Sastre.
Antes de andar por aquí, no conocía yo este poblado, de manera que ha representado todo un hallazgo para mí. Moratalla tiene todavía rincones por descubrir. Pero no he encontrado apenas nada reseñable en la red sobre este lugar, si exceptuamos las menciones que hacen los senderistas en wikiloc, y la publicidad de alguna de sus casas como alojamiento rural. Al margen de estas referencias, no he dado con ninguna información acerca de su génesis y el porqué de su nombre. De hecho, en wikipedia se dice que los principales núcleos de población de la pedanía moratallera, esto es, de San Bartolomé, son El Sabinar (420 h.) y Calar de la Santa (170 h.), siendo otros núcleos importantes Los Cantos, Arroyo Tercero, Las Nogueras y Casa del Prado. Pero del Rincón del Sastre, ni se cita y como si no existiera. Debe ser porque es un villorrio que llevará mucho tiempo deshabitado, de hecho, de lo poco que he podido saber preguntando a un lugareño de la zona, me dijo que esta aldea fue abandonada a finales de los años setenta ya que, al no contar con tendido eléctrico, sus habitantes prefirieron  trasladarse a la vecina localidad de El Sabinar. Debido a este desamparo, marginada del progreso, al menos un tercio de las viviendas se hallan en ruinas y del resto se puede afirmar que han sido rehabilitadas por sus propietarios para cuanto menos, convertirlas en refugio y hacerlas habitables. Por lo que parece, sigue sin llegar la luz a este rincón, de modo que sus moradores tienen que buscar la energía y por ende el fluido eléctrico mediante fuentes alternativas, vg. placas solares.
Por ejemplo, vemos que esta casa de la derecha se encuentra rehabilitada y en óptimas condiciones de uso. Una guarida así, en un lugar apartado donde no ha llegado la luz, para el retiro, recogimiento del espíritu, para el aislamiento voluntario, para huir de la policía, escribir una novela o hacer una cura de desintoxicación para vencer cualquier tipo de adicción, la verdad es que no tiene precio, para mí la quisiera, pero de forma esporádica y durante unos días, quizás muy llevaderos en verano y no tanto en invierno, salvo para pasar el día, comerte un buen arroz con pollo campero, tomillo y romero, hecho en la lumbre y volver a la vivienda habitual para dormir. Otra consideración muy distinta, ligada con las emociones sería la del dueño heredero de una casa de sus padres o abuelos que nacieron y crecieron aquí, cuyo valor sentimental para estos, es de cajón que resulte inmensurable.
Ya refleja este propietario lo que representa esta morada para él, su capricho. Y le alabo el gusto.
Sin embargo, en Villa Alonso y Villa Noelia, sí vemos sendos contadores. En el Rincón del Sastre, el tendido eléctrico brilla por su ausencia, por tanto, ignoro si un cable subterráneo lleva la luz al villorrio o se trata más bien de un registro particular para la energía que generan las placas solares. Es muy posible que estas viviendas se hallen reconvertidas en "alojamientos rurales", que como hay gente para todo, también tendrán su tipo de público específico. 
Pero el Rincón del Sastre es un lugar lleno de vida. No creo que sea apropiada la consideración de "aldea abandonada". Como mucho, deshabitada, y en todo caso, muy frecuentada. Presenta dos agrupamientos de casas separadas por unos cientos de metros. Hacia donde nos dirigimos ahora, hemos visto un pozo de agua con estanque, árboles frutales y un corral de ganado por las inmediaciones.
El pastor de estas ovejas, andaba por aquí, y también atisbé a lo lejos, a dos personas trabajando la tierra. Y un poco más tarde, pasó un vehículo todo terreno camino del Alcaboche, con dos personas a bordo, con la indumentaria típica del cazador. Es decir, que no me pareció un lugar desierto ni desolado.
La sabina albar (Juniperus thurifera), tan común y única de estos andurriales, que puede alcanzar edades milenarias. Posee una copa de color verde oscuro muy ramificada y extendida que está soportada por un tronco grueso y sinuoso en cuya base sobresalen sus raíces desnudas. La estampa le confiere un aspecto aún más longevo. Este árbol se conserva como un reducto de los bosques esteparios de la época terciaria, donde se daba un duro clima continental con fuertes oscilaciones térmicas y periodos de sequía estivales. Por tanto, se le considera un fiel testigo del paso de la historia por estos contornos. Esta especie, de lento crecimiento, posee unas hojas en forma de escamas para evitar la pérdida de agua. Presenta individuos masculinos y femeninos, cuyos frutos, denominados gálbulos, maduran al segundo año adquiriendo un color azulado verdoso. Estos frutos sirven de alimento a las aves que, a su vez, dispersan las semillas. Posee una madera dura y de buena calidad, rica en resinas y muy apreciada para trabajos de carpintería y ebanistería, una de las razones por la cual se produjo en otros tiempos su tala a mansalva.
Estos animales están acostumbrados a la presencia humana pues no mostraron ningún signo de desconfianza ante mi aparición en el lugar.
Regresamos a Villa Rincón del Sastre de Arriba.
Y fotografiamos esta coqueta y bucólica guarida con alguna que otra connotación o motivo hippie que llamó poderosamente mi atención.
Registrando la Gran Vía del pueblo.
Villafuerte, a tiro de piedra de esta aldea.
La desolación se entremezcla con la rehabilitación.
Y bueno, hasta aquí ha dado de sí este pastoril paseo por el Rincón del Sastre. Días después de esta excursión, volví por esta comarca para hacer un recorrido visitando algunas ruinas, cortijos y árboles centenarios de las inmediaciones de Fuente la Sabina, pero eso es harina de otro costal y por tanto, será materia para el próximo episodio de Mi Viky y Yo.  
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!

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