13 junio 2019

SUBIDA AL TRANCO DEL LOBO, POR POYO TRIVALDO I (SIERRA DEL POZO)

En esta ruta senderista volvemos a la sierra del Pozo para visitar lugares emblemáticos en los que ya hemos estado. Nos acompaña Pedro, que aún no la conoce y llevamos idea de conectar la senda de los Pescadores con el Tranco del Lobo a través de Poyo Trivaldo que tampoco conozco yo (también lo he visto en algunos mapas escrito como Tribardo). Ya recordaréis algunos la peripecia vivida con Viky en el famoso sendero de los Pescadores, que en aquella primera incursión dejé inacabado por unos metros, y la segunda que tuvimos que hacerle para rematarlo. El Tranco del Lobo también lo visitamos en noviembre del 2016, acompañados de un estupendo grupo de amigos procedentes de Lorca y Pozo Alcón, y de los carismáticos Kranker, Asensio y Samson, personajes muy conocidos de los ambientes senderistas internáuticos. Algo menos de tres horas de conducción, separan Cehegín de las Navas de San Pedro, lugar del punto y final de nuestra excursión de hoy. Como recorrido guía, encontramos en wikiloc este track circular, cuyo experimentado autor propone al contrario del sentido horario. Se vaticinan por estas latitudes, temperaturas máximas de entre 28º y 30º y al margen de la distancia y exigencia estrictamente orográficas, el calor puede suponer nuestro mayor hándicap y obstáculo a superar, aunque los casi mil metros de desnivel acumulado, tanto en subida como bajada, tampoco serán moco de pavo.
El río Guadalentín baja con bastante caudal y no resulta sencillo cruzarlo. Hay que ir buscando los pasos idóneos para poder vadearlo. A toro pasado afirmamos que esta excursión pasará a la historia por el tremendo costalazo que pegué al cruzar el río, cuando este atravesaba una pista, con tramo de esa parte del lecho hormigonado. Entre el verdín y las ya bastante desgastadas suelas de mis zapatillas, apenas me faltaba dar un paso para salir de la zona de conflicto cuando ¡zas!, los dos pies palante y traspajazo que te crió, ¡menuda hostión!, de esas que cuando las presencias, que no eres tú el que se la pega, tienes que morderte la lengua para no desculatarte de la risa. ¡A saber la de discretos ejercicios de contención y dominación tuvo que desplegar mi amigo Pedro para no sucumbir a la espontánea carcajada ! Tras reincorporarme cariacontecido, empapado y por un instante, auscultando y evaluando los posibles daños físicos infligidos, llego a la conclusión de que he resultado indemne y entonces siento tal sensación de alivio que estallamos los dos riendo a mandíbula batiente. Es que tuve la suerte de caer de espaldas sobre la mochila, y esta amortiguó sobremanera el costalazo. Aunque mi gorra salió navegando río abajo así como el gps que llevaba en la mano. Este anduvo más de diez minutos sumergido y en paradero desconocido, hasta que Pedro vio brillar la pantalla y pudimos por fin recuperarlo. Prueba del algodón que no engaña...el garmin Etrex 20, esta diseñado a prueba de ahogamiento. Le dimos al encendido y volvió a funcionar como si nada. La gorra también pudimos rescatarla, cien metros río abajo.
La mejor hora desde el punto de vista fotográfico, para hacer este tramo de la senda de los pescadores, es cuando el sol cae a plomo por el cañón del río y lo ilumina. Yo diría que a partir de las once y media de la mañana. Si se lleva intención de hacer buenas fotos con el móvil o una cámara compacta, este detalle se ha de tener en cuenta. Ahora bien, en época veraniega, o se remoja y refrigera uno cada equis metros en el río, o puede faltarte el oxígeno y marearte ya que no corre por el cañón ni un pelo de aire.
Nosotros solo tomamos unas cuantas fotografías, habida cuenta el profuso reportaje que ya hicimos en nuestra anterior visita a este impresionante paraje.
Evolucionando por la margen derecha del río hasta que abordamos la bien definida última parte de la senda hasta la cerrada de la Canaliega, confluencia con los Tornillos de Gualay, hemos de estar muy atentos pues hay que cruzar de un lado al otro del Guadalentín, dos veces, y lo haremos haciendo equilibrios entre las piedras.
Como decíamos, el último tramo de la senda de los Pescadores, resulta el más espectacular. Aunque algunos pasos elevados sobre el río ya brillan por su ausencia, la mayor parte de la antigua obra de mampostería que evoluciona a través de las márgenes del río, permanece en pie.
Los pedestales naturales para el postureo se suceden
Algunas de mis evoluciones sobre este sendero captadas con el teléfono de Pedro
En el punto que finaliza el sendero que transcurre por el río, hemos de identificar el escondido tramo que en pocos metros nos sacará del encajonamiento del río Guadalentín y nos llevará en vertiginoso ascenso hacia el camino y cañada de Castril. Alguien ha colocado un mojón para diferenciar la senda correcta de unas trochas existentes a ambos lados. Una vez arriba, hemos de localizar una puerta con pestillo a nuestra izquierda que franquea un vallado cinegético. También en el mismo lado veremos un chalet de moderna construcción, poco armonizado ni mimetizado con el agreste paisaje. Subjetiva opinión donde las haya, hemos de reconocer. Se trata del cortijo de la Paulera. 
Andamos durante unos metros por el referido camino y al poco nos salimos para enfilar las primeras estrivaciones de Poyo Trivaldo.
La senda es muy progresiva y aunque se han de superar más de seiscientos metros de desnivel, el impresionante paisaje hacia la cerrada de la Canaliega, Calar de Juana, Las Acebadillas etc, mitiga en gran medida el sofoco de la subida. En toda la ruta nos sorprendió la aridez de la sierra. No se puede decir que andáramos bajo una verde alfombra. Reinaba el polvo y la sequedad por doquier.
Ya decíamos que esto parece una profanación, un sacrilegio al paisaje de difícil explicación y aún menos entendimiento.
Aquí tenemos a Pedro, este sí, este mimetizado con el paisaje
Yo algo menos
Mister Hulk sí que sabe confundirse con el paisaje
Se diría que es un lugareño más, un serrano, un personaje que nació y creció entre estas bravías montañas
FINAL PRIMERA PARTE


No hay comentarios:

Publicar un comentario