12 noviembre 2018

RUTA DEL AVIÓN I (SIERRA NEVADA)

Hace unos días, platicando con un compañero del currelo, le refería yo los paisajes increíbles con que nos habíamos encontrado en nuestra última ruta senderista por Sierra Nevada y entonces me dijo que en septiembre, había hecho él, junto a su esposa, La ruta solidaria del avión, dando por sentado que conocía yo, la ruta de que me hablaba. Pero mi gesto de extrañeza debió indicarle que no era así y entonces me refirió la famosa historia del avión americano, que tuvo que hacer, por increíble que parezca, un aterrizaje forzoso, en plena Sierra Nevada. La pericia del piloto unido a la acumulación de nieve que había estado cayendo en los días precedentes al suceso (un nevazo de tres metros amontonados, que actuaron de colchón amortiguador, aminorando el brutal impacto de toma de contacto con la inopinada pista de aterrizaje), lograron que de forma milagrosa, no se produjera ni una sola víctima mortal de entre sus pasajeros. El avión, tras detenerse, había quedado a dos metros y medio de un precipicio (igual que en las películas). Cuando finalizó su relato, tiempo hacía que andaba yo estupefacto, imaginando el sorprendente episodio. No me podía creer que aún no se hubiera hecho una película de tan extraordinaria epopeya. Seguro que los jerezanos deben transmitir a sus hijos, desde bien pequeñitos, la orgullosa épica protagonizada por sus abuelos cuando un ocho de marzo de 1960 se echaron al monte en plena tormenta de nieve, para socorrer el accidente aéreo que tuvo lugar en la ladera del Picón de Jérez, tras estrellarse un aeroplano norteamericano en la zona conocida como Paratas de Chorreras Negras, logrando con su gesta, salvar la vida de sus 24 ocupantes (6 tripulantes y 18 pasajeros que conformaban un equipo de baloncesto, todos ellos marines estadounidenses). Dos de los militares, que quedaron ilesos tras el siniestro, salieron en pos de ayuda, dando con las casas del Posterillo, y a la postre, con uno de los guardias que moraba con su familia, en una de ellas, hacíendole comprender mediante la confección de un avión de papel, (utilizando la hoja de un periódico, dadas las dificultades del idioma), lo que había acontecido, hacía unas horas, montaña arriba. Raudos, se pusieron en marcha hacia el pueblo, avisando el forestal a la guardia civil, que iniciaría el protocolo de rescate, trascendiendo al poco la noticia, a otras personas del municipio. A pesar del mal tiempo y la escasa visibilidad que se había adueñado de la tarde noche, un grupo de arrojados héroes jerezanos, pertrechados de alimentos, mantas, ropas de abrigo y equipo de primeros auxilios, salieron de sus casas tras la pista de los damnificados, y salvando no pocas dificultades, consiguieron llegar hasta el avión. Así fue como pudieron socorrer en primera instancia, a los supervivientes del siniestro, condenados como estaban a una muerte segura, bajo condiciones de frío tan terribles como las que ya se comenzaban a vivir, en aquel desamparado cascarón en que se había convertido la carcasa del avión. Tiempo después, el gobierno americano, habría de agradecer aquella valentía y solidaridad, entregando ropa y comida a los habitantes de Jérez del Marquesado, por espacio de varios años, regalando el avión siniestrado al Ayuntamiento, que fue desmontado pieza a pieza por los vecinos, siendo transportados en mulas, los fragmentos desguazados hasta el pueblo. De esta forma obtuvieron dinero extra por la chatarra, además de cerca de un millón cuatrocientas mil pesetas, por las piezas aprovechables que adquirió el ejército español. Este patrimonio fue utilizado para arreglar el campanario de la iglesia y surtir de agua corriente al municipio. De aquella hazaña, surgida del más altruista sentido de socorro al prójimo, nos queda hoy la gloriosa grandeza y recuerdo intemporal de su acto, además del sendero que sirvió de camino para todos aquellos afortunados que aquel inolvidable 8 de marzo volverían a nacer. Nueve años hace que de alguien surgió la idea de establecer una marcha senderista que conmemorara anualmente aquel recorrido de rescate y salvación, y así nació la RUTA SOLIDARIA EL AVIÓN, que va por la novena edición, que nosotros hicimos el otro día y que aquí y ahora nos proponemos ilustrar para contarla. En la imágen inferior nos podemos hacer una idea de la zona de Sierra Nevada por donde anduvimos, y el lugar en que aterrizó el avión, todo ello respecto de donde se hallan localizados los grandes tresmiles.
El avión siniestrado fue un Douglas DC-4, con este aspecto:


Enlaces para mayor abundamiento y conocimiento de detalles del extraordinario suceso, los podemos obtener de estos lugares: RUTA SOLIDARIA EL AVIÓN, DESNIVEL, GRANADA HOY, ABC (la crónica del ABC, la más completa y pormenorizada)
La ruta de montaña, organizada por los jerezanos, que anualmente conmemora el accidente y posterior rescate del avión norteamericano, consta de algo más de 25 km, y se hace a la contra del sentido horario, y de la última IX edición, cargamos en el gepese, ESTE RECORRIDO. Nosotros dejamos el coche, frente a la puerta de entrada de un vetusto edificio, creo que abandonado, conocido por el Seminario de San Torcuato. (C/Andalucía) (fotos de internet)
 Desde aquí, comenzamos la ruta.
Un recorrido que por su distancia y condiciones adversas, si se hace en invierno, se puede indigestar.
Encontraremos en Wikiloc muchas entradas con la descripción pormenorizada de la ruta. En este completo track, ya existen añadidos mojones digitales (waypoint) que nos informan en todo momento de los puntos clave por los que vamos transitando.
Nosotros a lo nuestro que es andar y echar fotos, disfrutando al mismo tiempo del inmenso paisaje.
Soberbio el panorama que se divisa al frente, hacia donde nos dirigimos.
Este es el bellísimo lienzo compuesto por esa sublime acuarelista que llaman naturaleza, que sabe combinar el blanco inmaculado níveo con los siempre embriagadores tonos otoñales. 
A ver si el diminuto sensor de mi cámara es capaz de atraparlos y plasmarlos.
El relieve, de momento, es ascendente pero muy progresivo.
Atravesamos el barranco del Maguillo, bonito paraje otoñal que obsequia nuestros pasos con una policromada alfombra de hojas caídas tras el cual llegamos a las Casas del Posterillo, antiguo vivero forestal que en 1960 fue utilizado como improvisado centro logístico para el rescate de los supervivientes del accidente aéreo. Aquí vivían las familias del guarda forestal, del viverista y otros cortijeros cuando la tarde del 8 de marzo de 1960 llegaron a este lugar dos marines americanos pidiendo auxilio tras el accidente aéreo del avión de las fuerzas navales norteamericanas. Tras ser atendidos por el guarda forestal, descendieron hacia Jérez del Marquesado, acompañados también de un lugareño, poniendo más tarde a la benemérita, en conocimiento del hecho, iniciándose así, las tareas de rescate de todos los supervivientes. Este lugar, al ser el punto más elevado donde se podía acceder con vehículo de cuatro ruedas, sirvió como principal base de apoyo y centro logístico de las labores de salvamento de los siniestrados durante los días 8, 9 y 10 de marzo de 1960, instalándose aquí las autoridades civiles, militares y sanitarias. En el panel informativo que se observa en la imágen de abajo, se relata a grandes rasgos la epopeya.
En estas latitudes, los pastores que cuidan de las vacadas, se desplazan de un lado a otro, a lomos de vigorosos palafrenes.
Seguimos disfrutando lo indecible, del camino, del paisaje, de las sensaciones que nos transmite todo el conjunto.
Después de superar a un nutrido grupo de senderistas que caminan algo más despacio que nosotros, ascendemos durante bastantes metros por entre una empinada pista, introduciéndonos poco a poco en el Barranco de Hervás, estrechándose hasta dar paso a un bello sendero que nos conduce a vadear el arroyo tras el cual ascendemos pasando por las ruinas del Corral de Ferrer, tras el cual, el sendero llanea hasta llegar al precioso barranco de la Casilla de Lorente, sembrado de chopos y encanto otoñal que atravesamos por un pequeño y rústico puentecito de madera que salva el arroyo. Del barranco salimos, siguiendo el sendero en corto y pendiente ascenso hasta llegar casi inmediatamente al paraje de Las Alegas, donde se sitúan las ruinas del Cortijo de Isaac, otro de los lugares emblemáticos en el rescate del accidente aéreo.
El cortijo de Isaac estaba habitado en la fecha del siniestro por unos cortijeros descendientes del Tío Isaac “Aguavientos” (de ahí el nombre del cortijo) y en él se instalaron personal militar y sanitario que participaron en el rescate y auxilio. Además sirvió de refugio para los guardias civiles que custodiaron el avión hasta su posterior desmantelamiento meses después. En la imágen inferior, observamos a Pedro, ilustrándose sobre la importancia decisiva que tuvo este lugar, para con el desenlace del accidente aéreo.
Cualquier aficionado a la micología podría ilustrarnos acerca de la variedad de estos hongos que nosotros, como profanos en la materia, desconocemos si son comestibles o no.
El sendero progresa hacia el sur a través de un pinar para introducirnos en la Cañada de Mahoma, otro enclave cuya belleza se multiplica exponencialmente en esta época otoñal. Desde aquí el sendero avanza hacia el sur para confluir en las inmediaciones del Cortijo de Rosetas, junto a una gran alberca abandonada, con el Sendero Sulayr, el GR 240 en su etapa 17, que coincide con el Sendero Solidario el Avión (PR-A 344) a partir de ahora durante algo más de 1 km. Seguimos pues el Sulayr tomándolo a la derecha que nos conduce en fuerte ascenso a través del pinar y por la Cañada de Mahoma hasta el Cortijo de Corral Nuevo, con su gran aprisco, otro lugar estratégico donde se ubicaron las unidades de auxilio más avanzadas para socorrer a los marines siendo la tercera base de apoyo en la operación de salvamento. A partir de este punto, parece ser que las condiciones meteorológicas se recrudecieron con el frío y la ventisca ese día, impidiendo los primeros intentos de acceso y rescate a las Chorreras Negras donde estaba la aeronave.Todo ello parece que está relatado en este libro que, de momento, no he sido capaz de hallar en internet con intenciones de agenciármelo.
Seguimos subiendo por el sendero para más adelante encontrarnos un poste indicativo en el lugar donde nuestro sendero abandona el tramo común con el Sulayr que continúa en dirección a Peña Partida a la derecha. Nosotros aquí tomamos el sendero a la izquierda para continuar ascendiendo hacia el oeste y salir del pinar, para llegar a Prado Hondo. Desde aquí el sendero afronta con gran pendiente primero hacia el suroeste y después hacia el sur buscando las Piedras de los Lobos, afloramientos rocosos que quedan a nuestra izquierda y que tras dejarlos atrás pasaremos bajo los Tajillos de la Meseta del Tesoro (quedan a nuestra derecha) para ascender por unos prados en el Barranco del Tesoro hasta encontrarnos con la Acequia de Corazón.
Por aquí, las cuestas arrecian y el viento se hace cada vez más ostensible. Las Piedras de los Lobos, que quedan a nuestra izquierda.
El peñasco se ofrece obsequioso y propicio para el postureo.
Ya tiene su mérito mantener la vertical, haciendo equilibrios, dado el viento huracanado que en este momento sopla.
El paisaje es majestuoso; se nos incrusta con frenesí pupilar en las retinas.
FINAL PRIMERA PARTE


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