15 noviembre 2018

RUTA DEL AVIÓN II (SIERRA NEVADA)

Pedro, saludando al fotógrafo
Esta es la Acequia del Corazón por la que vamos progresando en paralelo a su recorrido. Esta reguera es una bella muestra de acequia de careo, de origen árabe, que constituye un ingenioso sistema de recogida de acuíferos, permitiendo además obtener buenos pastos a su alrededor. Estas acequias tienen su origen entre los siglos XII yXIII, y en verdad que resulta admirable constatar, como a pesar de los cientos de años transcurridos, logran conservar empero, su integridad, aguante y firmeza. Esta acequia se llama así porque nace de la Chorrera del Corazón en plena cara norte del Picón de Jérez. El sendero prosigue remontando la acequia aguas arriba moderando la pendiente de subida que hemos traído hasta ahora en los últimos tramos.
Podría suponer un completo deleite el caminar junto al sendero pegado a la acequia, dejándose casi hipnotizar por el susurro, a veces fragor, del discurrir de las cristalinas y puras aguas, pero no es el caso. A partir de aquí, dada la existencia de nieve y hielo in crescendo, el avance del track ergo recorrido se nos complica bastante.
De pronto teníamos que llevar mucho cuidado con ir sorteando las acumulaciones de nieve que en ocasiones se encontraba helada, con el consiguiente peligro de deslizamiento ergo caída. Llevamos zapatillas y las polainas todavía en la mochila. Para colmo, había olvidado el bastón, que me suele suponer un estorbo por aquello de ir manejando la cámara y prescindo de él cuanto puedo, pero que en esta ruta y ante estas circunstancias se hacía no solo aconsejable sino casi imprescindible. En este momento, podría ir utilizándolo como los ciegos, para ir tanteando el terreno. En uno de los lances, llegamos a uno de los muchos ventisqueros que hubimos de atravesar o eludir y hundo mi pierna derecha en la nieve hasta medio muslo. Pierdo la vertical y en mi intento de evitar la caída y consiguiente arqueamiento anormal de la pierna atrapada, me apoyo en el saliente cortante de una roca, despellejando los nudillos de mi mano diestra. El brote de sangre me estuvo dando porculo hasta pasadas las Chorreras Negras. Reconocemos que nos falta experiencia y desde luego equipo, en tránsito por nieve helada, y nos tomamos este tramo con mucha precaución.  
El refugio vigilado de Posterillo Alto
El apenas distinguible sendero prosigue. Preocupados como estamos en ir sorteando las dificultades con que nos vamos tropezando, llegamos casi sin darnos cuenta al Barranco del Picón o de la Piedra Ventana que podemos observar como desciende en la búsqueda del cauce del Río Alhorí. Tras pasar el barranco continuamos remontando la acequia hasta llegar a su lugar de carga, el Barranco de Carboneras, en plena ladera del Picón de Jerez que se nos ha mostrado altanero en todo este tramo frente a nosotros.
En este punto, la ruta nos regala la bella estampa de un descomunal macho de cabra hispánica, vigilando sus dominios desde una atalaya.
FINAL SEGUNDA PARTE

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