13 mayo 2015

SIERRA DE CASTRIL. SUBIDA A LOS PICOS DEL CABALLO Y LAS BUITRERAS V Y FINAL

Seguimos en el barranco del Puerto
La erosión esculpe a su antojo la roca, dando lugar a curiosas y caprichosas formas
Bajo este puente de roca brota un manantial de agua límpida y fría, verdaderamente deliciosa

El valle de Castril desde el collado del Cerezo
Las ruinas de lo que alguna vez fue el cortijo del Peralejo
En la distancia se oye tronar el agua procedente del nacimiento del río Castril.
En esta ocasión, no brotaba de la roca demasiada agua. Echamos algunas fotos y continuamos la marcha. A estas alturas de ruta, nos sentiamos realmente cansados y estábamos deseando llegar al coche.
Seguimos bajando desde esta espectacular surgencia y muy pronto nos encontramos con una represa desde donde el agua del río es desviada por un canal para alimentar una pequeña central eléctrica situada por debajo del cortijo del Nacimiento. Después de superar estos canales nos tropezamos de nuevo con el sendero a nuestra izquierda que fue el que cogimos por la mañana y que nos subía en dirección a los Prados del Conde.
Después de unos diez minutos más de caminata estamos en el cortijo del Nacimiento. El implacable e inmisericorde astro rey nos ha atizado de lo lindo durante toda la ruta y hacia el final de la misma es cuando comienzo a acusar sus demoledores efectos.

Bueno Viky, ¿qué te ha parecido el paseo...?
Parafraseándome a mí misma te diré que: ¡guauuuuuuuu!
Ha estado muy bien, pero había momentos en que el calor era muy sofocante. Cuando nos metíamos por esos barrancos donde no corría un pelo de aire, es que me asfixiaba, me sentía casi morir.
¡Hala, qué exagerá eres...!
Que no, que en terreno tan desnudo y abierto, con tan pocas sombras y con tanto calor es que yo lo paso fatal, me falta hasta la respiración. Pero bueno, la verdad es que ha sido una ruta muy interesante y por eso tengo que decirte que me ha gustado. Lo que más me sorprende y agrada de esta sierra es la cantidad de lugares donde una puede beber agua, refrescarse o en tu caso, mojarse los pies y llenar la cantimplora. ¿Te imaginas un Burete con tornajos a gogó como los de por aquí...?, sería algo así como el jardín del edén.
Bueno, en Burete no nos podemos quejar, que tenemos en la fuente del piojo un estupendo grifo del canal del taibilla y otro en los merenderos de la Hoyaleja. No serán tan pastoriles como los tornajos pero para una emergencia vienen que ni pintados. 
En fin, no te falta razón en lo que dices pero a mí me gustaría hacer una nueva incursión a la sierra de Castril, antes de que definitivamente, se nos eche encima el tórrido verano.
¿Cuando vamos a volver por aquí...?
Venga, déjate de cuentos y no hagas más el paripé...estuvimos ayer y la misma historia de la ruta que nos ocupa; sol y fuego abrasador, generador de tormentas a mansalva. Calor inclemente a porrillo. Infierno. Miauuu!!
Si no fuera porque tuviste el acierto de elegir una ruta con abundante agua donde saciar la sed y remojarse cada equis kilómetros los pies, nos licuamos y acabamos hechos fosfatina, tal que jabón lagarto. ¿Pero te gustaron esas escenas tan bucólicas de los caballos y sus potrillos? Claro que sí, fueron muy tiernas y muy, como decirlo, apaciguantes, dulcificantes...sosegantes.
Vale Viky, no te esfuerces más que te entiendo.
Pues si me entiendes no marees más la perdiz.
Incluye al final de esta entrada, dos o tres capturas como anticipo de la siguiente y un video con algunas de las jugadas más interesantes de la ruta, amenizadas con esa música tan guapa que escuchabas el otro día y no des más la vara, que ya va siendo hora de que concluyas esta aventura, no te parece?
Pues sí, no se hable más. Más razón que una santa, ¡eaaa!

               
                 

¡HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S!

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