Abordamos ya la última parte de este precioso recorrido, apto absolutamente para todos los públicos. Su grado de dificultad es menos cero, el grado en que nos producirá embobamiento, más cien.
Bueno, las ruinas de este cortijo deben haber sido las más fotografiadas de entre todas las que han sido retratadas en este blog.
El esplendor botánico que ya destila el lugar es más que evidente, y eso que todavía no hemos llegado al culmen primaveral
Ese tronco es un tótem que dejaron nuestros antepasados y que al tocarlo dicen los lugareños que da buena suerte
La Viky, siempre buscando las sombras, observando paciente, mis evoluciones con la cámara
Aquí, inmediatamente antes de aligerarme de ropa, con el gesto un tanto constreñido, (tal que Agapito) sobando al tótem por si tuviera a bien concederme un premio gordo de la lotería que me permitiera agenciarme una buena reflex
En la siguiente toma, conteniendo la respiración, en esa poco favorecedora pose, para disimular el galopante buche, signo inequívoco de la coquetería decadente que nos acecha y de lo que nos gusta la cerveza, a ser posible acompañada de gambas del puñao y berberechos gordos sin tierra.
Cascada de Hondares o charca de las Tortugas como lo llaman los lugareños, un lugar "para perderse y olvidarse" pues el rincón atesora un indudable componente bucólico.
Factor que se incrementa si vas caminando solo y como era en mi caso, escuchando una estupenda música.
Agapito Malasaña, el guardián de la montaña, tampoco podía faltar en la charca de las tortugas
Aún a riesgo de que perturbe en cierto modo la armonía estética que reina en este idílico rincón y por demás, en estas imágenes, se nos antoja necesario que este paladín del bigote cerril y la recia ceja, nos libre este lugar de furtivos, cuatreros y demás calamidades que puedan amenazar hoy y mañana al arroyo de Hondares
El regreso lo hicimos por el mismo lugar, dado que a la ida, de pronto el sol se ocultó entre las nubes y colegí que la plomiza luz existente no era la más apropiada para echarle las últimas fotos, a la bonica rutica de hoy.
De pronto un gran claro se abrió entre las nubes y el radiante sol comenzó de nuevo a brillar
Y así fue como disparé las últimas instantáneas sobre los elementos cromáticos que armonizan sin igual en este apacible y sublime lugar
Centenario almez frente al cortijo de Hondares de Abajo
Bueno Viky, no me negarás que esta excursión entre Charán y Hondares ha tenido su encanto, ensalzada seguramente por el verde y florido manto con el que se suele engalanar la primavera.
Sí, no ha estado mal, un poco aburrida para mí porque lo que se dice andar, hemos andado bien poco, pero me parece bien que entre col y col metas una lechuga. Pero pa ruta guapa y bonica de verdad, la que hicimos ayer, y mira que acabé exhausta, pero entre las montañas de Castril siempre me siento grande e insignificante a la vez. Son unas sensaciones difícilmente explicables para una perra caniche como yo pero estoy segura que comprendes lo que quiero decirte. Sí, por supuesto que te entiendo.
Sobre esta cuestión no creo que haya gran diferencia entre tus sensaciones y las mías. Además, al verte evolucionar con tanta agilidad, audacia, atrevimiento ergo libertad entre esos imponentes y monumentales peñascos, es que me siento muy orgulloso de ti. Hombre, gracias, como te gusta darme pomada...
Que no mujer, que te digo yo que los 25km de ayer subiendo y bajando cerros no están al alcance de cualquiera.
Impresionante la accidentada orografía de la sierra de Castril.
Me tiene enamorada. Y a mí también. Habrá que volver, pero nos hizo mucho calor ayer, eh?. Uff, sí y con tanta pelambrera, hacia las dos de la tarde es que no sabía donde meterme y por esas cumbres sin una mala sombra bajo la que guarecerme bien puedo decirte que las pasé canutas.
Pero tú eres una hembra de armas tomar, dura de verdad. Aguantas eso y lo que se te ponga por delante.
Pues sí, soy lo que tú has hecho de mí.
Bueno, pa darte un poquitín de gusto, te voy a adelantar una captura y ya subiremos el resto en la próxima entrada. Venga, ¡ea! así sea.
Sí, no ha estado mal, un poco aburrida para mí porque lo que se dice andar, hemos andado bien poco, pero me parece bien que entre col y col metas una lechuga. Pero pa ruta guapa y bonica de verdad, la que hicimos ayer, y mira que acabé exhausta, pero entre las montañas de Castril siempre me siento grande e insignificante a la vez. Son unas sensaciones difícilmente explicables para una perra caniche como yo pero estoy segura que comprendes lo que quiero decirte. Sí, por supuesto que te entiendo.
Sobre esta cuestión no creo que haya gran diferencia entre tus sensaciones y las mías. Además, al verte evolucionar con tanta agilidad, audacia, atrevimiento ergo libertad entre esos imponentes y monumentales peñascos, es que me siento muy orgulloso de ti. Hombre, gracias, como te gusta darme pomada...
Que no mujer, que te digo yo que los 25km de ayer subiendo y bajando cerros no están al alcance de cualquiera.
Impresionante la accidentada orografía de la sierra de Castril.
Me tiene enamorada. Y a mí también. Habrá que volver, pero nos hizo mucho calor ayer, eh?. Uff, sí y con tanta pelambrera, hacia las dos de la tarde es que no sabía donde meterme y por esas cumbres sin una mala sombra bajo la que guarecerme bien puedo decirte que las pasé canutas.
Pero tú eres una hembra de armas tomar, dura de verdad. Aguantas eso y lo que se te ponga por delante.
Pues sí, soy lo que tú has hecho de mí.
Bueno, pa darte un poquitín de gusto, te voy a adelantar una captura y ya subiremos el resto en la próxima entrada. Venga, ¡ea! así sea.
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!
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