Viky, qué bonita eres. Cuanto más añosa más guapa.
¿Te has dado cuenta que te metamorfoseas con el paisaje..?
¿Te refieres a como le sucede a esta criatura...?
Pues sí, ya ves que en lo a priori más insignificante puedes tropezarte con un verdadero potosí de belleza.
¿Te has dado cuenta que te metamorfoseas con el paisaje..?
¿Te refieres a como le sucede a esta criatura...?
Pues sí, ya ves que en lo a priori más insignificante puedes tropezarte con un verdadero potosí de belleza.
Bueno, ya sabes que no todo el mundo sabe apreciarla o puede reconocerla aún cuando la tenga a un palmo de sus narices.
La verdadera belleza reside en el espíritu.
Fluye de dentro hacia afuera y no al contrario.
Depende de los ojos que la miran...
Fíjate en este serrano. Cualquier otro se lo echa al bolsillo, relamiéndose de gusto al pensar en el sabroso arroz con caracoles del que este hermoso ejemplar, junto con otros de la misma especie, puede formar parte.
Tú sin embargo, admiras, te recreas y piensas en la armoniosa cadencia que brota de la naturaleza y el precario equilibrio del que penden algunas de sus criaturas.
Fíjate en este serrano. Cualquier otro se lo echa al bolsillo, relamiéndose de gusto al pensar en el sabroso arroz con caracoles del que este hermoso ejemplar, junto con otros de la misma especie, puede formar parte.
Tú sin embargo, admiras, te recreas y piensas en la armoniosa cadencia que brota de la naturaleza y el precario equilibrio del que penden algunas de sus criaturas.
Gracias, me lo tomaré como un cumplido.
Haces bien, pues mientras me sigas diciendo guapa...no es de bien nacida la que no es agradecida...
Vaya, me dejas patidifuso con tus cosas.
Vaya, me dejas patidifuso con tus cosas.
En fin, si te digo guapa y lista es porque lo eres, aunque a lo mejor, solo me lo pareces a mí.
Bueno, pues yo con eso me conformo.
¿Ves?, respuesta inteligente. Lo que yo te diga.
¿Ves?, respuesta inteligente. Lo que yo te diga.
Aquí tienes un poco cara de circunstancias.
Sí, puede ser. Tanta mansedumbre en el caracol no deja de perturbarme. Está a nuestra merced y ni se inmuta.
Su aire de ausente indolencia me recuerda a ese congénere tuyo que tenéis por presidente. Suspendido de su propia baba, espera a que escampe el temporal, sin hacer nunca nada.
Su aire de ausente indolencia me recuerda a ese congénere tuyo que tenéis por presidente. Suspendido de su propia baba, espera a que escampe el temporal, sin hacer nunca nada.
No hables de lo que no entiendes.
La foto de abajo me encanta. Es una imágen que se repite en cada ruta. Siempre ocurre, que se destaca la Viky unos metros cuando barrunta o divisa a lo lejos el coche y entiende que hemos terminado nuestra caminata. Por la cara que pone, uno de sus mayores placeres, debe consistir, estando ya cansada, en acomodarse a los pies del asiento del copiloto, y relajada, abandonada al run run del motor, dormitar y disfrutar de un viaje de retorno que siempre hacemos a paso carreta. Observándola precediéndome, sin parar de echar la vista atrás, me sonrío y abstraído pienso en los bonitos atractivos que esconde Peña María. Caminando por estos solitarios caminos, mi mente deja mi cuerpo, y se funde con la naturaleza.
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S!
APOSTILLA AÑADIDA UN 26 DE ABRIL DEL 2015
Un despiste causó el accidente de autobús de Cieza
El informe de los expertos en reconstrucción de siniestros descarta fallos mecánicos y sostiene que el chófer incurrió en un «incumplimiento grave» de la norma de descanso
Ésa es la conclusión a la que han llegado los expertos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de la Agrupación de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil
VIDEO RECONSTRUCCION ERAT:
VIDEO RECONSTRUCCION ERAT
RICARDO FERNÁNDEZ | MURCIA
24 abril 2015
«Una atención inadecuada, derivada de una situación de fatiga» por parte del conductor fue la supuesta causa que desencadenó el accidente de autobús del pasado 8 de noviembre, en la Venta del Olivo (Cieza), que se cobró las vidas de catorce pasajeros y causó lesiones -en algunos casos, muy graves- a otros 43 viajeros. Ésa es la conclusión a la que han llegado los expertos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de la Agrupación de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil, tal y como se recoge en el informe pericial que acaba de ser entregado en el Juzgado de Instrucción número 4 de Cieza. Todas las pruebas a las que ha sido sometido el vehículo siniestrado, un autobús marca DAF con una antigüedad de trece años, descartan un posible fallo mecánico, especialmente de los sistemas de frenado, sobre los que existían mayores dudas debido a que el chófer apuntó a que no habían funcionado adecuadamente.
El documento de 108 folios, al que ha tenido acceso 'La Verdad', concluye que el conductor, Norberto Vicente G.V., de 54 años y vecino de Caravaca, se apercibió ya muy tarde de la situación de peligro existente. Lo hizo a solo 82,8 metros de una señal de STOP y cuando, unos cientos de metros después de haber abandonado la autovía A30, circulaba todavía a una velocidad de 83 kilómetros por hora por un carril de deceleración que se le estaba terminando. De hecho, siempre según el informe de los especialistas de la Guardia Civil, el vehículo incluso llegó a entrar a esa velocidad (83 km/h) en el tramo señalizado a 40 km/h.
Reconstrucciones de gran calidad sobre el recorrido y el impacto
En tales circunstancias, aunque clavó los frenos -lo que dejó una pronunciada huella de frenada en la calzada- y giró el volante hacia la izquierda, ya le fue imposible controlar el vehículo, que acabó atravesando la calzada de la RM-714, de Calasparra a la Venta del Olivo, y colisionó contra la barrera de protección a una velocidad de 65 km/h.
Norberto Vicente encadenó 11 horas y 27 minutos de jornada laboral sin interrupción
Ir de segundo conductor no computa como descanso, aunque no se esté al volante
El autocar salió volando y fue a caer sobre el talud tras completar un salto de casi 18 metros
El impacto contra el quitamiedos apenas ofreció resistencia alguna al autobús, pues su velocidad se redujo apenas en 2 km/h, hasta los 63 km/h, y salió volando literalmente hasta ir a aterrizar sobre el terraplén después de completar un salto de más de 17 metros.
El impacto contra el talud se produjo a una velocidad estimada en 73 km/h por los técnicos del ERAT, pues el efecto de la gravedad hizo que acelerase en su caída.
La peor parte se la llevaron los pasajeros del lado derecho del vehículo (ocho de los catorce fallecidos iban en esos asientos), pues éste golpeó contra el talud con el ángulo delantero derecho, y luego volvió a impactar con el ángulo derecho trasero. Algo que tuvo también terribles consecuencias para los viajeros de los asientos posteriores, donde hubo cuatro víctimas mortales. Los otros dos fallecidos iban en la parte delantera del autobús.
Un largo viaje sin descanso
La exhaustiva investigación realizada por el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico de la Benemérita no solo ha permitido descartar que algunos de los sistemas de seguridad del autocar funcionaran incorrectamente, sino que ha permitido reconstruir con todo detalle la jornada laboral de Norberto Vicente hasta el instante en que se produjo el siniestro.
Así, inició el día 7 el viaje a Madrid, en un autobús fletado por la empresa Taxistas Reunidos de Cehegín, que lo había contratado como segundo conductor, e hizo la vuelta -también como segundo conductor- con otro autocar, éste perteneciente a la firma José Ruiz, que formaba parte de la misma expedición.
En este trayecto de regreso hacia Bullas, Norberto Vicente se puso al volante a las 21.15 horas del sábado 8 de noviembre, a la altura del kilómetro 168 de la autovía A-3 (Madrid-Valencia). En concreto, reinició la marcha desde el restaurante Moya, en el que su compañero Ginés, que había conducido desde Madrid, había realizado una parada de descanso de unos minutos.
Norberto Vicente guió el vehículo de manera ininterrumpida a lo largo de 175 kilómetros, en los que empleó una hora y 52 minutos. Según el tacógrafo, en ningún momento sobrepasó los 100 km/h que constituyen la velocidad máxima autorizada para los autobuses de pasajeros. Igualmente, cuando más tarde fue sometido a pruebas de alcohol y drogas, los resultados fueron negativos.
Por lo que se refiere a su permiso de conducción, la Guardia Civil ha constatado que estaba en posesión del de la clase D, que le habilita para conducir el vehículo mencionado, y que además en el Registro de Sanciones e Incidencias no existe antecedente alguno en su contra.
El problema se produjo, sin embargo, cuando al abandonar la autovía A-30 y disponerse a tomar la carretera hacia Calasparra, el conductor presuntamente sufrió un despiste y no intentó frenar el autobús hasta que ya era demasiado tarde.
En su informe, los especialistas de Tráfico atribuyen esta circunstancia «a una deficiencia en la percepción del conductor, motivada por una atención inadecuada y derivada de una situación de fatiga».
Para explicar porqué pudo llegarse a esa situación, señalan que se incurrió presuntamente «en un exceso de conducción diaria», pues «desde que dio inicio a su jornada laboral el día 7 hasta el momento en que se produjo el siniestro, realizó una conducción de 11 horas y 27 minutos, sin mediar el descanso diario, reducido o de, al menos, siete horas». Una circunstancia que está motivada por el hecho de que, aunque no vaya conduciendo durante unas horas, debido a que es el otro chófer quien está al volante, «esa actividad como segundo conductor no computa como descanso, sino realmente como disponibilidad».
Una supuesta infracción de la normativa en la que habría incurrido Norberto Vicente G.V. y que es calificada como «grave» por parte de los técnicos de la Guardia Civil.
Tiempo de reacción más lento
Los especialistas del ERAT consideran que esas circunstancias pueden «repercutir negativamente en el estado psicofísico del chófer y en su grado de atención a la conducción», de manera que la «fatiga acumulada» contribuyera a que «la atención resultara inadecuada». Una situación que «impide establecer una relación adecuada entre el proceso de selección de mensajes -por ejemplo, la existencia de un peligro- y la toma de decisiones acertadas».
Igualmente hacen constar que en estas circunstancias «el tiempo de reacción es más lento y se produce una disminución de la capacidad de la percepción visual». Algo que, en el plano teórico, podría explicar porqué el autobús recorrió el carril de deceleración a mayor velocidad de la permitida y porqué el conductor no se apercibió supuestamente de la situación de riesgo y activó el freno hasta que ya era demasiado tarde.
El informe pericial hace constar que se han analizado todos los posibles factores (humanos, del vehículo y de la calzada) que habrían podido incidir en el accidente. Las conclusiones sobre la posible incidencia del factor humano son las ya reseñadas, que apuntan a la posible fatiga del conductor y a un déficit de atención como desencadenantes.
Por lo que se refiere al estado de la calzada y a la señalización de tráfico, tanto horizontal como vertical, los técnicos consideran que se encontraban en buen estado. De ahí que se establezca que no incidieron negativamente para que se acabara produciendo el accidente. Y respecto del examen del vehículo, se ha comprobado que pasó la ITV dos días antes del viaje, sin que se detectara problema alguno, y todas las pruebas y exámenes realizados no han permitido hallar datos que apunten a un posible fallo de los sistemas de frenado y de la dirección, de los neumáticos o de los elementos de seguridad pasivos, como cinturones y refuerzos de la estructura.
Con este informe, la conclusión de la investigación judicial está mucho más cerca.
http://www.laverdad.es/murcia/20150...0424011604.html
APOSTILLA AÑADIDA UN 26 DE ABRIL DEL 2015
Un despiste causó el accidente de autobús de Cieza
El informe de los expertos en reconstrucción de siniestros descarta fallos mecánicos y sostiene que el chófer incurrió en un «incumplimiento grave» de la norma de descanso
Ésa es la conclusión a la que han llegado los expertos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de la Agrupación de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil
VIDEO RECONSTRUCCION ERAT:
VIDEO RECONSTRUCCION ERAT
RICARDO FERNÁNDEZ | MURCIA
24 abril 2015
«Una atención inadecuada, derivada de una situación de fatiga» por parte del conductor fue la supuesta causa que desencadenó el accidente de autobús del pasado 8 de noviembre, en la Venta del Olivo (Cieza), que se cobró las vidas de catorce pasajeros y causó lesiones -en algunos casos, muy graves- a otros 43 viajeros. Ésa es la conclusión a la que han llegado los expertos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de la Agrupación de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil, tal y como se recoge en el informe pericial que acaba de ser entregado en el Juzgado de Instrucción número 4 de Cieza. Todas las pruebas a las que ha sido sometido el vehículo siniestrado, un autobús marca DAF con una antigüedad de trece años, descartan un posible fallo mecánico, especialmente de los sistemas de frenado, sobre los que existían mayores dudas debido a que el chófer apuntó a que no habían funcionado adecuadamente.
El documento de 108 folios, al que ha tenido acceso 'La Verdad', concluye que el conductor, Norberto Vicente G.V., de 54 años y vecino de Caravaca, se apercibió ya muy tarde de la situación de peligro existente. Lo hizo a solo 82,8 metros de una señal de STOP y cuando, unos cientos de metros después de haber abandonado la autovía A30, circulaba todavía a una velocidad de 83 kilómetros por hora por un carril de deceleración que se le estaba terminando. De hecho, siempre según el informe de los especialistas de la Guardia Civil, el vehículo incluso llegó a entrar a esa velocidad (83 km/h) en el tramo señalizado a 40 km/h.
Reconstrucciones de gran calidad sobre el recorrido y el impacto
En tales circunstancias, aunque clavó los frenos -lo que dejó una pronunciada huella de frenada en la calzada- y giró el volante hacia la izquierda, ya le fue imposible controlar el vehículo, que acabó atravesando la calzada de la RM-714, de Calasparra a la Venta del Olivo, y colisionó contra la barrera de protección a una velocidad de 65 km/h.
Norberto Vicente encadenó 11 horas y 27 minutos de jornada laboral sin interrupción
Ir de segundo conductor no computa como descanso, aunque no se esté al volante
El autocar salió volando y fue a caer sobre el talud tras completar un salto de casi 18 metros
El impacto contra el quitamiedos apenas ofreció resistencia alguna al autobús, pues su velocidad se redujo apenas en 2 km/h, hasta los 63 km/h, y salió volando literalmente hasta ir a aterrizar sobre el terraplén después de completar un salto de más de 17 metros.
El impacto contra el talud se produjo a una velocidad estimada en 73 km/h por los técnicos del ERAT, pues el efecto de la gravedad hizo que acelerase en su caída.
La peor parte se la llevaron los pasajeros del lado derecho del vehículo (ocho de los catorce fallecidos iban en esos asientos), pues éste golpeó contra el talud con el ángulo delantero derecho, y luego volvió a impactar con el ángulo derecho trasero. Algo que tuvo también terribles consecuencias para los viajeros de los asientos posteriores, donde hubo cuatro víctimas mortales. Los otros dos fallecidos iban en la parte delantera del autobús.
Un largo viaje sin descanso
La exhaustiva investigación realizada por el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico de la Benemérita no solo ha permitido descartar que algunos de los sistemas de seguridad del autocar funcionaran incorrectamente, sino que ha permitido reconstruir con todo detalle la jornada laboral de Norberto Vicente hasta el instante en que se produjo el siniestro.
Así, inició el día 7 el viaje a Madrid, en un autobús fletado por la empresa Taxistas Reunidos de Cehegín, que lo había contratado como segundo conductor, e hizo la vuelta -también como segundo conductor- con otro autocar, éste perteneciente a la firma José Ruiz, que formaba parte de la misma expedición.
En este trayecto de regreso hacia Bullas, Norberto Vicente se puso al volante a las 21.15 horas del sábado 8 de noviembre, a la altura del kilómetro 168 de la autovía A-3 (Madrid-Valencia). En concreto, reinició la marcha desde el restaurante Moya, en el que su compañero Ginés, que había conducido desde Madrid, había realizado una parada de descanso de unos minutos.
Norberto Vicente guió el vehículo de manera ininterrumpida a lo largo de 175 kilómetros, en los que empleó una hora y 52 minutos. Según el tacógrafo, en ningún momento sobrepasó los 100 km/h que constituyen la velocidad máxima autorizada para los autobuses de pasajeros. Igualmente, cuando más tarde fue sometido a pruebas de alcohol y drogas, los resultados fueron negativos.
Por lo que se refiere a su permiso de conducción, la Guardia Civil ha constatado que estaba en posesión del de la clase D, que le habilita para conducir el vehículo mencionado, y que además en el Registro de Sanciones e Incidencias no existe antecedente alguno en su contra.
El problema se produjo, sin embargo, cuando al abandonar la autovía A-30 y disponerse a tomar la carretera hacia Calasparra, el conductor presuntamente sufrió un despiste y no intentó frenar el autobús hasta que ya era demasiado tarde.
En su informe, los especialistas de Tráfico atribuyen esta circunstancia «a una deficiencia en la percepción del conductor, motivada por una atención inadecuada y derivada de una situación de fatiga».
Para explicar porqué pudo llegarse a esa situación, señalan que se incurrió presuntamente «en un exceso de conducción diaria», pues «desde que dio inicio a su jornada laboral el día 7 hasta el momento en que se produjo el siniestro, realizó una conducción de 11 horas y 27 minutos, sin mediar el descanso diario, reducido o de, al menos, siete horas». Una circunstancia que está motivada por el hecho de que, aunque no vaya conduciendo durante unas horas, debido a que es el otro chófer quien está al volante, «esa actividad como segundo conductor no computa como descanso, sino realmente como disponibilidad».
Una supuesta infracción de la normativa en la que habría incurrido Norberto Vicente G.V. y que es calificada como «grave» por parte de los técnicos de la Guardia Civil.
Tiempo de reacción más lento
Los especialistas del ERAT consideran que esas circunstancias pueden «repercutir negativamente en el estado psicofísico del chófer y en su grado de atención a la conducción», de manera que la «fatiga acumulada» contribuyera a que «la atención resultara inadecuada». Una situación que «impide establecer una relación adecuada entre el proceso de selección de mensajes -por ejemplo, la existencia de un peligro- y la toma de decisiones acertadas».
Igualmente hacen constar que en estas circunstancias «el tiempo de reacción es más lento y se produce una disminución de la capacidad de la percepción visual». Algo que, en el plano teórico, podría explicar porqué el autobús recorrió el carril de deceleración a mayor velocidad de la permitida y porqué el conductor no se apercibió supuestamente de la situación de riesgo y activó el freno hasta que ya era demasiado tarde.
El informe pericial hace constar que se han analizado todos los posibles factores (humanos, del vehículo y de la calzada) que habrían podido incidir en el accidente. Las conclusiones sobre la posible incidencia del factor humano son las ya reseñadas, que apuntan a la posible fatiga del conductor y a un déficit de atención como desencadenantes.
Por lo que se refiere al estado de la calzada y a la señalización de tráfico, tanto horizontal como vertical, los técnicos consideran que se encontraban en buen estado. De ahí que se establezca que no incidieron negativamente para que se acabara produciendo el accidente. Y respecto del examen del vehículo, se ha comprobado que pasó la ITV dos días antes del viaje, sin que se detectara problema alguno, y todas las pruebas y exámenes realizados no han permitido hallar datos que apunten a un posible fallo de los sistemas de frenado y de la dirección, de los neumáticos o de los elementos de seguridad pasivos, como cinturones y refuerzos de la estructura.
Con este informe, la conclusión de la investigación judicial está mucho más cerca.
http://www.laverdad.es/murcia/20150...0424011604.html
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