Este año, por razones que ahora no vienen al caso, tuve que renunciar a participar en la Almudayna, y bien que lo sentí, porque el ambiente reinante en la prueba pude constatar que era fantástico y el día, climatológicamente hablando, no pudo ser mejor. Me acerqué por allí porque el gusanillo que sentía me hacía imposible quedarme en casa, sabiendo que a esas horas se estaba desarrollando la ya emblemática Almudayna.
Esta vez lo haría como espectador y mi pretensión era tomar algunas fotografías a los participantes, desde un lugar, en el que sabía muy bien, podría capturar sus expresiones y semblantes de máximo y genuino esfuerzo.
Así que, armado de una pequeña compacta, me encaminé dos días antes, para inspeccionar el terreno, hacia uno de los lugares más bucólicos que existen entre las sierras de las cabras y Burete. Un coqueto lugar en el que podía aguardar la llegada de los deportistas, el tiempo que hiciera falta pues el deleite para mi vista ergo mi cámara, lo tenía garantizado.
Por aquella ladera y pasando por el corral de hoya quemada tendrían que pasar los andarines y corredores...
Viky, inspeccionando y supervisando las marcas del camino, para que nadie se extravíe...
Todo estaba preparado...
Imposible perderse.
Con los prismáticos, veo al primer corredor (porque está claro que anda al trote...) que pasa a la altura del corral de la hoya quemada...
Pero estaba equivocado pues no he visto pasar por el corral a este que va primero y que está llegando a mi altura...es un chico muy joven que aparentemente sube fresco y ligero como una ardilla y que en cuanto se percata de mi presencia, sonríe...
Ivan cruza el primero la línea de meta con un tiempo de tres horas, siete minutos y cinco segundos, un segundo menos que su padre que debió recortarle terreno en lo que quedaba de carrera, pues en ese momento le sacaba no menos de siete u ocho minutos. Debieron cruzar cogidos casi de la mano.
En esta toma se puede apreciar la verticalidad del terreno.
Mira hacia arriba con decisión, le deseo suerte y sigue progresando con fuerza...
Se va perfilando la serpiente multicolor allá en la distancia...
Y este es el segundo, que también sube con mucha fuerza.
Jesús cruzó la meta en sexta posición con un tiempo de tres horas y once minutos...que tiempazos dios mío...!
Lázaro es el tercero, que finalmente cruzaría la meta en octava posición con un tiempo de tres horas y doce minutos...
Diego entraría en segunda posición, a un segundo de Ivan y con el mismo tiempo que el padre de este, esto es, tres horas, siete minutos y seis segundos...
Mariano, el padre de Ivan.
Como diría aquel, de casta le viene al galgo...
Aquí lo vemos charlando, mientras se toma un respiro...
Mi buen amigo Jose Antonio, de Caravaca, también, como todos los años, hizo un tiempazo...cuatro horas y seis minutos; y porque, según me dijeron, se perdió, o por mejor decir...lo perdieron.
Pura raza la de este chaval...recreándose en el esfuerzo.
Daba gusto verle como disfrutaba.
Impresionantes su ahínco y entusiasmo.
Orgulloso de ser español y del R. Madrid.
¡Ole sus cojones!
¡Bravo campeón!
Daniel entró el dieciseisavo, con un tiempo de tres horas, treinta y cuatro minutos.
Un senderista muy peculiar de Cabezo de Torres
La primera mujer que pasaba por aquí y que finalmente entró en primera posición a meta.
Ofrecían estos dos deportistas una impresión de agilidad y vigor en el esfuerzo impresionantes...más que subir, parecía que bajaban...más que andar, levitaban...
Raquel y Marcos emplearon idéntico tiempo en cruzar la línea de meta, 3:36'
Son de Totana, del club senderismo Venta la Rata.
Al decirle a Raquel que era la primera "mujer" en pasar por allí, ella entendió que la llamaba por su nombre y al no conocerme, se sorprendió...
Simpatiquísima esta mujer, que aún en pleno esfuerzo, se detuvo unos instantes para atender mis explicaciones.
Y dando muestras de disfrutar de lo lindo con la montaña...
FINAL PRIMERA PARTE
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