Hoy es domingo y es 22 de diciembre. Por lo que parece, un año más sigue sin tocarme la lotería, algo inexplicable, que no me esperaba, pero de momento, tenemos salud, que es lo importante. El que no se consuela es porque no quiere. Para ser el día que es, he madrugado más de lo acostumbrado, para unirme a los Amigos Senderistas, que tienen pensado hacer una ruta por la sierra de Ricote. Hace mucho que no la frecuento, y voy con ganas porque, además, subimos a los Almeces (las antenas), por una vertiente, a priori, inédita para mí, aunque sobre el terreno, luego recordé que con unos amigos de Bullas, la había subido hacía mucho tiempo, en bicicleta de montaña, por la bonita pista forestal del Collado Mezquita. El inicio de ruta se realiza desde la Casa Forestal de La Calera, que también conocía por una excursión anterior, hecha hace cuatro años (¡cómo pasa el tiempo!), que pilla al paso por un recorrido senderista clásico de por aquí que denominan Senda de los Moriscos.
El menda incluido, hemos acudido nueve amigos a la cita senderista dominguera y como hace frío, y necesitamos a toda costa, entrar en calor cuanto antes, una vez preparados los apechusques, nos ponemos en marcha al buen paso que marca Javi, nuestro guía.
Yo llevo intenciones de hacer profuso reportaje fotográfico de la aventura, disparando a todo lo que se menea, y a lo que permanece quieto (paisaje) también, así que, en ocasiones, me tengo que emplear a fondo porque, de lo contrario, me quedo muy rezagado. Capturando el bonito pueblo de Ricote, famoso en el mundo entero por sus aromáticos caldos, y las sierras del Chinte, del Salitre, La Pila, etc,
El discurrir de ascensión progresiva por el bien cuidado camino forestal del Collado Mezquita se hace ameno y muy placentero. De vez en cuando nos sobrepasan algunos ciclistas.
El amigo Pedro, echando un vistazo a la retaguardia, adonde permanezco yo para tener en todo momento, una buena perspectiva de la evolución del grupo sobre el terreno.
A nuestro frente, el Cabezo de Palazón, que se encuentra elevado a 699 metros de altitud, que muy pronto sobrepasaremos y dejaremos atrás.
Paredes verticales que nos flanquean a nuestra derecha. Como decía antes, la subida es constante pero muy progresiva, esto es, muy llevadera.
Obteniendo bonitas vistas hacia el valle de Ricote.
Loma de la Fuente
¡Qué mal rollo me despierta ver a estos pájaros sobrevolar los cielos...!
Esta ruta senderista se puede definir como muy propicia a las bonitas vistas y los vastos horizontes. Muy disfrutona, desde un punto de vista pupilar y deportivo, por tanto, muy recomendable.
El grupo evolucionando por el camino del Collado Mezquita
En un punto del recorrido, como buenos compañeros, esperando al reportero gráfico.
Llegando al collado del Bancal de las Pilas y por ende, conectando con la ancha pista de ascensión a las antenas, que viene de la carretera de Ricote (RM-521). Pateamos un buen tramo de este camino hasta desviarnos a nuestra izquierda, para a través de un empinado sendero, atacar el tramo final en pos de la cima.
Inicio del empinado sendero hasta las antenas (vértice de Los Almeces) que se encuentra a 1123 metros de altitud. ¡Eh amigos, mirad un momento al fotógrafo...!
Esta es Anabel, la única fémina del grupo, mujer valiente y entusiasta donde las haya, líder innata, que vive en la actualidad una auténtica luna de miel con el senderismo y las zurras trialeras por el monte. Es inasequible al desaliento y su apasionamiento resulta contagioso. Es la voz cantante del grupo y representa un verdadero acicate para todo tipo de iniciativas relacionadas con este saludable entretenimiento. Como decía aquel, si no existiera habría que inventarla.
Hemos llegado a lo más alto y reina gran ambiente en la cúspide. Una peña ciclista de los alrededores de Murcia suele celebrar aquí la llegada de la Navidad con un buen refrigerio a base de bocadillos, cerveza, sidra, cava, chocolate con bizcocho y dulces. Tienen montado un buen tinglado como después veremos. ¡Menos mal que la vuelta es cuestabajo! Aunque corre un viento gélido que corta el cutis, antes de tomarnos nuestro propio piscolabis al amparo de un edificio, le tomo estas fotos a Tomás, que como tío apuesto que es, sale así de bien.
Desencaramándose del monumental vértice de Los Almeces.
Durante el tentempié y fotos de grupo con el disparador automático de la cámara.
Antes de abandonar el vértice, y dada la cordial insistencia del grupo ciclista, probamos sus delicatessen caseras para acto seguido después, vivir buenos e inolvidables momentos de despiporre fotográfico, en el grandioso pedestal del cilindro.
Las dos siguientes en las que aparezco, las toma un ciclista.
Anabel es genio y figura allá por donde aterriza, siempre presta al postureo y en cuanto ve un promontorio que despunta, al mismo se encarama.
Bonitas y simpáticas fotos de Anabel y Mariano destacados en la cumbre.
FINAL DEL PRIMER CAPÍTULO
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