13 marzo 2015

SANJOY (1ª parte)

Caminar por pista no es que me entusiasme mucho, pero esta ruta que transcurre por entre la ladera sur de la sierra de la Pila, había leído que no me defraudaría así que, acompañado una vez más, de mi sempiterna compañera de aventuras senderistas, alias la Viky, nos acercamos una vez más a la Garapacha, con la intención de cubrir los dieciocho kilómetros circulares que nos proponía nuestro amigo Isidoromf que, fiel a su costumbre, describe el camino, fantásticamente bien y con todo lujo de detalles y explicaciones, para que nadie se pierda. A priori, el mayor aliciente que para mí podía presentar esta ruta era la de visitar un pueblo abandonado, llamado Sanjoy, en el que podría entregarme al desenfreno fotográfico, entre casas derruidas que siempre me evocan nostálgicas efervescencias de otro tiempo.
Desde Cehegín a la Garapacha, pasando por Fortuna, se tarda sin pasar de cien, más o menos una hora en llegar. Pronto localizo la pista y el punto desde el que comienza la ruta. Y en un anchurón, desde el que no moleste a otros viandantes, estaciono el coche. Aún no han dado las ocho y las brumas envuelven el horizonte. La temperatura es agradable y estoy deseando ponerme en marcha.  
Este recorrido que transcurre casi en su totalidad por pista, resulta muy agradable y ameno pues la mirada siempre tendremos la oportunidad de entretenerla entre los muchos atractivos orográficos que nos iremos encontrando a lo largo y ancho del camino.
Aún quedaban unos cuantos almendros, perezosos y remolones ellos, que no habían completado el bello proceso de florecer.
Pronto llegamos al mojón de las cuatro caras en donde nos encontramos un cruce desde el que convergen cuatro pistas forestales.
Nosotros tomaremos la pista que nos sale a nuestra izquierda, la que indica San Joy y Serrano y la del "arranco el Mulo";)
Este es el pico de los Cenajos, en el que ya estuvimos hace unas semanas zampándonos un bocata desde su cautivador mirador.
Encuentro que esta pista puede resultar excelente para iniciarse en el senderismo y sobre todo para correr. Andar por aquí mientras llueve, exento del riesgo de quedarse embarrado, mientras deleitamos las pupilas con el paisaje, intuyo que puede suponer una verdadera delicia. Pero deambular por aquí en verano, entre caminos tan blancos y cegadores que despidan fuego, no parece que a priori resulte muy sugestivo.
El Almorchón
FIN PRIMERA PARTE

1 comentario:

  1. Tus fotografías de La Pila son una pasada. Pero nos has dejado en lo mejor, en ese encuentro con Sanjoy..

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