07 abril 2017

DANDO UN PASEO POR LA GUILLIMONA II (con mis mallas de camuflaje)

En la segunda parte de esta aventura, y dado que ya nos hallamos en lo más alto, no podía faltar el colorido cubo de Rubik, recortado sobre el fondo desenfocado de la Sagra. 
Es ya un clásico de mi Viky y Yo.
Y en este momento hace su entrada triunfal en la Guillimona, el incombustible, el irreductible, el indestructible, el inquebrantable, el invulnerable, el inmune, el indomable, el encolao Agapito malasaña, el guardián de la montaña que como el ave fenix, resurge de sus cascotes amputados. Todo un ejemplo a seguir si tenemos en cuenta que ha sabido levantarse y enderezarse después de aquella fatal caída que le costó la testuz.
La mirada más decidida que antes.
El gesto distintivo del que sabe donde pisa con paso corto, vista larga, ciega obediencia al deber que le reclama, serenidad templada ante el peligro que le acecha, incrustado empero en unas botas algo ya desportilladas.
Aquí soplaba el viento incluso más que en el Gigante
Pero la experiencia es un grado y supo apalancarse bien para no ser otra vez humillado, zaherido, vilipendiado por la fuerza terca, implacable de la naturaleza
Nos alegramos de haber recuperado a Agapito, para la noble causa, entre alguna otras, de hacernos más entretenida y vistosa nuestra estancia en el vértice geodésico.
Sin duda ha vuelto para quedarse y hacernos más interesantes y animadas nuestras marchas, amén de imprimirle carácter a la consecución y conquista de la cima.
Que a nadie confunda su cara de mala uva, su mueca atrabilaria, su nariz ganchuda, su bigote arrocet, sus cejas puntiagudas de yeso, que en el fondo, es todo corazón de piedra, con boca y ojos de sabueso.
Último disparo al lozano, empalmao y erguido cilindro de la Guillimona y continuamos la marcha.
Que ya está bien de soltar paridas, que así no hay quien me tome en serio
Hemos de atravesar un sembrado de cojines de monja que a la Viky no hacen ni puñetera gracia
Y después de algún tiempo de ir descendiendo por entre la falda
Nos topamos con este pinaco de proporciones descomunales
Un laricio gigante
Claro que en estas tomas no se puede apreciar bien el tamaño por no existir una referencia. Parece más bien un pino del montón.
Dios santo,¿cuantos años contemplarán a este colosal laricio?
Aproveché la gran sombra que proyectaba este longevo laricio (algunos llegan a vivir mil años) para comer, y después me dediqué unos minutos a jugar con el automático de la cámara. Tenía que inmortalizar de algún modo, mi fugaz contacto con este bello y magnífico ejemplar del reino vegetal, y después de abrazarlo, (sin llegar a abarcarlo, ni mucho menos) tratando de canalizar en mí, parte de su duradera, imperecedera existencia, me puse a pensar, en qué bonito sería vivir trescientos o cuatrocientos años, sin mácula, es decir, con la misma vitalidad y potencia de los dieciocho. Más que para seguir dándole gusto al cuerpo, de las diferentes formas que cada cual puede imaginar, a saber, la de caminar por el monte, copular, viajar, leer, comer, beber, escuchar música y fornicar (vaya, me he repetido) que también, me gustaría vivir muchos años para ser testigo, por mera curiosidad, de los descubrimientos en materia científica, tecnológica, médica que desde las dos últimas décadas se vienen sucediendo y que se me antojan espectaculares.
Mientras rehacía el hato y abandonaba el pino, se reproducía en mi mente una noticia que había leído hacía unos días en internet: “Podremos parar el envejecimiento con una sola inyección”. Aunque el tal Aubrey de Grey, parece un matusalén, es un eminente científico de gran reputación que lleva toda su vida trabajando en el desarrollo de la senescencia negligible ingenierizada - una estrategia de reparación de tejidos que rejuvenecería el cuerpo humano y por lo tanto permitiría una esperanza de vida indefinida. Para conseguir esto, ha identificado siete tipos de daños a tejidos causados por el envejecimiento que deben ser reparados médicamente antes de que este objetivo se pueda alcanzar. 
En los mismos comentarios a esta noticia, algunos se muestran sensatos, respetuosos, congruentes con el artículo de la entrevista, pero la mayoría son de corte jocoso, desternillante, pero no por ello menos razonables, habida cuenta la poca seguridad que ya a corto plazo, en los tiempos inmediatos, tenemos, oh pobres y pagarinis ciudadanos, de cobrar nuestras pensiones, y eso teniendo una vida de lo más corta y fugaz como es el caso actual de cualquier pobre mortal, en fin, que me voy por los cerros de Burete, a lo que voy, que caso de que algún día se lograra prolongar la vida de cualquier ser humano de forma indefinida, se plantean irresolubles dilemas a los que, a buen seguro, habría de enfrentarse la humanidad futura. Eso si antes no nos hemos autoexterminado con alguna otra gran guerra que como en otras ocasiones, han promovido fuerzas ocultas, las que de verdad manejan los hilos, porque hemos proliferado mucho, necesitan hacer un clareo y muchos les estorbamos. Yo creo que ya andan en ello.
Al que de verdad apasione el tema y haya dedicado algo de su valioso tiempo al asunto que propongo en mi humilde bitácora, habrá colegido que el científico no plantea acabar con la muerte, sino eliminar, o tal vez mitigar en gran medida, los efectos del inexorable transcurso del tiempo en el ser humano. No sabemos si esa pócima estaría al alcance de todo quisque, sobre todo en la primera fase del invento, o solo lo estaría como los vuelos espaciales, para los muy adinerados. Sería terrible, que también con dinero se pudiera comprar una vida cuasi inmortal. Eso sí que desencadenaría una gran guerra mundial. Aunque también se podría utilizar ese bálsamo de Fierabrás para alargar la vida de los Einstein y demás homólogos que estuvieran a punto de culminar nuevos descubrimientos médicos y científicos para bien de la humanidad. Extensivo a algunos artistas y futbolistas cuya capacidad creativa y de brindar espectáculo es una pena que cese por algo tan vulgar como el envejecimiento.¡Ay si Michael Jackson o Johan Cruyff hubieran llegado a tiempo de la inyección! Y otro gran asunto a resolver sería el poder abastecer con los recursos actuales a tanta vetusta gente empero de aspecto adolescente, dedicados en cuerpo y alma al ocio y a los viajes de placer con destino en Benidorm, Palma de Mallorca o Canarias.
¡Qué horror y qué aburrimiento vivir tantos años a tutiplén sabiendo que ya no te vas a morir ni a los cien, aunque te pillara un tren, viviendo en el edén, tomando copas con Matusalén, comiendo y bebiendo requetebien, follando como un descosido, ahhh, por qué no decirlo, también ;)!
En fin, al hilo de lo que estamos planteando, aunque con un ligero matiz de diferencia, me gustaría comentar que yo leí hace algún tiempo un libro de Saramago, que lleva por título "Las intermitencias de la muerte", en el que se plantean los problemas de un lugar en el que no muere nadie, aunque sí envejecen. "En un país cuyo nombre no será mencionado se produce algo nunca visto desde el principio del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. La euforia colectiva se desata, pero muy pronto dará paso a la desesperación y al caos. Sobran los motivos. Si es cierto que las personas ya no mueren, eso no significa que el tiempo haya parado. El destino de los humanos será una vejez eterna. Se buscarán maneras de forzar a la muerte a matar aunque no lo quiera, se corromperán las conciencias en los "acuerdos de caballeros" explícitos o tácitos entre el poder político, las mafias y las familias; los ancianos serán detestados por haberse convertido en estorbos irremovibles. Hasta el día en que la muerte decide volver..."
Palabras de Saramago que suscribo en gran parte: No creo en Dios y no entiendo cómo se puede creer aún en Dios. Sé que cuando llegue mi hora entraré en la nada y se acabó; habrá también un día en que se acabe todo, también la galaxia y Dios no se cuestionará qué ha pasado con su creación; son fábulas que no se deberían seguir repitiendo. Quizá estas palabras no suenen bien a algunas personas, y es por ello que algunos optan por criogenizarse a la espera de que la ciencia pueda curarles y revivirlos. Entonces, se llevarían la sorpresa de despertarse y descubrir que están muertos. Debemos aceptar que nada de lo que hacemos o somos es para siempre. Tenemos que morir para seguir viviendo o si no, la vida no se aguantaría.
 Una última toma antes de abandonar a este magnífico espécimen de pino laricio o salgareño, de característica copa aparasolada que a tantas generaciones humanas ha sobrevivido.
Imágen bucólica donde las haya
Viky, con su sola y egregia presencia, las deja hipnotizadas
Bonito reflejo de las nubes sobre la charca
A la vuelta, subimos a la garita a través de una estrecha escalera de caracol, de estructura metálica. Las vistas desde aquí, siendo estupendas, no aportan nada nuevo a lo ya registrado en este simulacro de crónica.
Los llamados Tornajos del Cruce
En el tornajo principal vemos un objeto flotante no identificado
O tal vez sí
No me imagino espacio más sugestivo y estimulante que este para echar un buen polvo. Les tuvo que saber a gloria bendita, aunque tras culminar la corrida, dejaran la mierda y sello de su cochambre maldita. Lamentable sacrilegio de lugar tan divino. 
El cacharro de reciente adquisición que me trajo hasta aquí y con el que cada vez estoy más satisfecho, habida cuenta su campestre comportamiento
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIG@S!

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