02 enero 2016

EL PUNTAL DE LA ZURDICA Y LA MORRA DEL CHASPINAR (CASTRIL) II

Tras haber superado el empinado y deteriorado camino zigzagueante por entre el infranqueable gollizno, llegamos a la verde dolina del Estepar, en dirección a las ruinas del cortijo del Calerista, que a malas penas se adivina en el centro superior de esta imágen.
En esta turbadora imágen se puede apreciar el alcance de la plaga lepidóptera que azota la hoya del Estepar y campos colindantes
Una visión realmente inquietante
Más si cabe cuando cada dos por tres nos tropezábamos con la familiar y amenazadora imágen de este bicho avanzando en perfecta formación en hilera, es decir, en procesión; de esta peculiar característica en su forma de desplazarse le viene dado su religioso y acaso nazareno nombre. Cabe decir, que en esta época del año, aún deberían estar resguardados de las frías temperaturas, en el interior de sus bolsones de seda. No ocurre así, porque como les sucede a las abejas, el efecto del cambio climático les perturba y altera su ciclo biológico y creen que ya estamos en febrero o marzo, a las puertas de la primavera, que es cuando bajan de los árboles y buscan un lugar para enterrarse y crisalidar dentro de un capullo para convertirse posteriormente en mariposa entrado el verano.
 La procesionaria puede producir urticarias y alergias en personas y animales domésticos. Las orugas están recubiertas por unos pelillos urticantes que se dispersan y flotan en el aire, produciendo irritación en piel, ojos y nariz. 
  En animales domésticos, por ejemplo, animales curiosos como los cachorros de perro (los gatos son más cautos), son peligrosas las orugas de la Procesionaria del pino al chupar o tocar esta hilera en movimiento o a través de un nido que se haya caído, ya que contiene pelos urticantes. Síntomas: inflamación de labios, boca y cabeza en general. El animal intenta rascarse, babeando exageradamente. Llegado el caso, es preciso consultar con un veterinario pues este insecto puede hacérselo pasar mal, pero que muy mal a nuestro perro. De ahí, que cuando atravesamos esta zona tan infectada, andara con el corazón encogido, primero por miedo a que yo mismo, en un descuido, rozara con mi cabeza uno de estos bolsones o que Viky reparara y curioseara más de la cuenta en este peculiar desfile gusanero, y ello nos amargara el día. Espero que los pinos no queden diezmados por tan agresiva epidemia lepidóptera.
Desde esta otra dolina, ya advertimos en la distancia, el tubo del punto geodésico del Puntal de la Zurdica
Viky, cuando me entretengo más de la cuenta, mirando o disparando aquí y allá, pacientemente me espera
Justamente debajo de la Zurdica, a 1833 metros
Pero antes de coronarla, es preciso darnos un garbeo por las inmediaciones que intuimos nos pueden ofrecer vistas más que interesantes
Nuestro instinto montañero no nos falla
Lugar para recrearse, solazarse...disfrutar
Sin embargo, la procesionaria parece que quiere enseñorearse y dominar el paisaje
Pero nosotros a lo nuestro...
A veces Viky ofrece la sensación de parecer ser consciente de la suerte que tiene por haber dado con un dueño que le ofrece la oportunidad de conocer un poquito de mundo; y no la desaprovecha.
Bonitas vistas para dispersarse y olvidarse hasta del propio yo
Oteando las distancias desde esta atalaya, todo lo humano parece pueril
Los problemas desaparecen y el horizonte se ensancha...
Pero no nos olvidemos de que hemos de consumar la conquista del techo de nuestra ruta...y allá que nos encaminamos.
La familiar e inconfundible silueta de la Sagra no es capaz de eclipsarla ni un batallón de procesionaria...
Coronando la Zurdica
Sopla el viento pero no hace frío. La estancia en este soleado, radiante, espléndido lugar se hace muy agradable.

FIN SEGUNDA PARTE

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