31 diciembre 2014

HACIA EL PICO SIERRA DE LA PILA, DESDE LA GARAPACHA

Hace algunas semanas, mi Viky y yo hicimos una rutica muy maja a través de la sorprendente sierra de la Pila. Me la había recomendado un compañero del curro, y después de estudiar las varias posibilidades que se nos ofrecían en wikiloc, decidimos primero coronar el punto más alto de esta sierra, y dejar la periferia para mejor ocasión.

Fue dejar la población de Fortuna y tomar rumbo hacia la aldea Garapacha, cuando el relieve poco a pocos se iba transformando en el típico paisaje rocoso y accidentado de montaña. La Viky y yo nos mirábamos agradáblemente sorprendidos, adquiriendo la paulatina sensación de que desde el corazón de la región de Murcia, subíamos una escalera en dirección al cielo.

La Garapacha tiene precisamente ese aspecto, la típica aldea de montaña, coqueta y aislada, muy rural, que seguramente obtiene sus mayores ingresos procedentes del turismo. Aquella mañana, los bancos de niebla, aún cubrían gran parte de las inmediaciones, así que, decidí aprovechar la coyuntura para proporcionarles cierto toque brumoso a mis fotos. 
El coche se puede dejar alrededor de esta ermita de la Virgen del Carmen, después de haberla visitado y leído los carteles que nos indican e informan las rutas de senderismo que se pueden hacer.
Comienzas el recorrido y mansiones de reciente construcción se entremezclan con viviendas antiguas de aspecto un tanto ruinoso cuyos moradores ofrecen la sensación de estar, maravillosamente anclados en el tiempo, a salvo del mundanal ruido.
La ruta solo tiene un inconveniente...que cuando dejas la última casa y el último perro furibundo que te ladra al paso por el corral donde mora, comienzas a subir y a subir, sin apenas tiempo para calentar, que cuando te das cuenta, tienes que detenerte para recuperar un poquito el resuello. En principio, no me parece que sea esta una ruta para principiantes o personas en baja forma física.
Se suben rampas muy empinadas durante un tiempo que no parece tener fin. Pero las panorámicas que se nos irán ofreciendo a la vista, compensará con creces nuestro esfuerzo.
Cuando dejamos la pista, cogemos una senda a nuestra derecha, hacia una cantera abandonada. Al llegar a esta, existen pequeños tramos en que hay que trepar, y los que padecen vértigo, mejor que no miren atrás.
A la Viky le gusta más que a mí echarse a la pupila estos paisajes.
Se queda como extasiada descubriendo lo que para ella debe ser su particular forma de reconocerse ante dios; ahora que lo pienso, a mí sucede, tres cuartos de lo mismo.
Nos encontramos ya a considerable altura, muy cerquita de coronar.
El paisaje, pese a las antenas desde donde observamos, sigue siendo espectacular...
Una vez hemos coronado el Pico de la Pila a 1265 metros, nos trasladamos por una pista hacia la otra cota, Los Cenajos, sita en los 1225 metros, en la que existe una garita y una vivienda que no parecen muy utilizadas.
Las vistas desde el balcón o mirador de Los Cenajos son para deleitarse mientras te zampas tu bocadillo de atún con queso y una birrita que en este lugar sienta como una verdadera delicattessen.
Durante la bajada por la pista asfaltada, nos cruzamos con bastantes ciclistas que pueden subir hasta la cima de la Pila.
Unos suben con buena cadencia de pedaleo y sin apenas esfuerzo.
Otros suben muy morados y echándo literalmente el hígado.
¿Necesitas agua?...le digo
¡No, lo que necesito son unas piernassssssss!!!!
¿Te valen las mías...?
¡Si tuvieran veinte años menos...!
¡Cabrón...así revientes!
¿Cómo?
¡Venga campeón, ya lo tienes...!
¡Ah, había entendido otra cosa...uffffgrrrraaggggggggggg!
En un lugar muy coqueto e ideal para almorzar. En los pozos de la nieve, me encuentro con dos parejas de la provincia de Alicante, simpáticos y encantadores ellos, con los que entablo amena conversación. Realizo en su agradable compañía lo que nos queda de camino de vuelta hasta la Garapacha.

Una ruta preciosa, la recomiendo, pero en el inicio hay que apretarse los machos porque hasta coronar la Pila, es to parriba sin concederte apenas tregua. Antes de despedirme de mis ocasionales amigos, les pido una fotografía de recuerdo pero me llevo el pequeño tropezón de que a uno de ellos, le pasa lo que a mí, no le gusta salir en las fotos, así que me siento un poco como el cazador cazado...no tengo más remedio que ponerme frente a la cámara al lado de mis amigos y aguantar el traspié con no poco estoicismo. Nos echa dos...una que sale movida y esta en la que nos corta un poquito los pies...desde aquí les mando un saludo.
¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!

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